jueves, 31 de diciembre de 2009

Feliz 2010



¡BUEN AÑO A TODOS!
Os deseo un "suma y sigue" lleno de ilusionantes proyectos y metas alcanzadas, de justas razones y felices sentimientos.
Que nunca os falte el deseo como motor en vuestra vida. No olvidéis que la meta, a menudo, es el camino.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Acabar con las corridas de toros (en nombre de la Cultura)


Recientemente se ha presentado en el parlamento catalán una Iniciativa Legislativa Popular para que se prohíban las corridas de toros en ese país, y ¡¡HA SIDO ACEPTADA A TRÁMITE!!

De forma muy reñida y gracias a la consigna de libertad de voto dada por los partidos a sus parlamentarios, fue finalmente aceptada y será votada dentro de unos meses. Digo yo que así debería ser siempre ¿no? Me refiero a lo de la libertad de voto de los parlamentarios. Mal que nos pesara en alguna ocasión. Claro que también las listas electorales deberían ser abiertas, y no cerradas y completamente controladas por los aparatos de los partidos como lo son ahora mismo.

Volviendo a la ILP: 180.000 firmas de ciudadano/as han suscrito la iniciativa. Una gran mayoría de la población catalana hace tiempo que le ha dado la espalda a la salvaje fiesta de los toros y preferiría su completa desaparición. ¿Qué ocurre en el resto de España? Pues todavía hay mucha gente que opina lo siguiente:
1. Es una tradición.
2. Sin corridas, el toro de lidia se extinguiría
3. El toro no sufre
4. También se mata a los terneros
5. Es una pelea de igual a igual entre el hombre y el toro
6. Los que quieren prohibir los toros son independentistas catalanes, contrarios a la fiesta nacional

Los cinco últimos argumentos son muy fáciles de desmontar. De manera muy certera y escueta lo hace Ignacio Escolar en su blog

Yo voy a intentar argumentar contra el que me parece el argumento más duro de roer de los protaurinos: el de la cultura, ¡AY! la CULTURA.

Y es que a menudo se pretende alzar el argumento de lo cultural, de aquello que responde a una tradición, para con ese marchamo dar la (interesada) aprobación a costumbres que ya no responden a la sensibilidad actual. Son sólo actitudes reaccionarias en el más claro sentido de la expresión. Son reaccionarias frente al progreso.

Está muy claro que un porcentaje cada vez mayor de la población considera la fiesta de los toros una costumbre bárbara, y es sólo cuestión de tiempo que esa sea la opinión de la mayoría. A este respecto, una reciente encuesta habla de que un 67% de los españoles no muestra ningún interés en la tauromaquia y un 35% se muestra a favor de su total prohibición.

Y es que, por muy tradicional que pueda haber sido una costumbre ¿es esa razón suficiente para aceptar que ha de seguir siéndolo? Si eso fuera así, tendríamos que seguir considerando aceptable, porque esa fue la costumbre: pegar a los hijos y a la mujeres, quemar brujas, empalar herejes, etc. O, consecuentemente, deberíamos aceptar las costumbres de otros pueblos; léase: lapidación a mujeres consideradas adúlteras, ablación de las niñas, y un largo y bárbaro etcétera.

La cultura tiene raíces; por supuesto que las tiene. Pero ¿qué es la cultura si no es por encima de todo progreso? La cultura nos hace libres sólo si mirando hacia delante la vemos como algo que nos permite crecer cada día un poco más, por medio de la razón y el derecho. En cambio nos hace esclavos si mirando hacia atrás la entendemos exclusivamente como aquello que nos ancla al pasado.

Desde aquí voy a pedir que esta ciudad, gobernada al alirón por dos partidos “muy progres”, comience ya a dar la espalda a esta bárbara tradición. Lo primero será dejar de subvencionar la celebración de corridas. Entre ellas, esa que han dado en llamar de la “mujer cordobesa”. Y lo segundo, dar un giro radical al contenido y enfoque del Museo Taurino (actualmente cerrado) para convertirlo en un museo que no ensalce la crueldad de “la fiesta”, que hable exclusivamente de la historia de esta tradición y que en todo caso haga hincapié también en el hecho del sufrimiento animal.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Separación Iglesia - Estado

Hace ya 104 años que Francia, uno de los países más avanzados en cuanto a laicismo se refiere, aprobó una ley de separación de Iglesias y Estado. En el articulado de esa ley se decían cosas tan claras y concisas como: “la República asegura la libertad de conciencia”, o: “la República no reconoce, no subvenciona, no financia ningún culto”. En palabras del ilustre político Jean Jaurés, esta separación constituía un paso más en “la marcha deliberada del espíritu hacia la plena luz, la plena ciencia y la entera razón”.

No puedo evitarlo; qué bien me suena eso de ¡la plena luz, la plena ciencia, la entera razón!

26 años después de aquel 1905, esto es en 1931, España aprobó una constitución muy avanzada en la que se fijaban también clara y concisamente cosas como:
La libertad de conciencia y el derecho de profesar y practicar libremente cualquier religión quedan garantizados en el territorio español, salvo el respeto debido a las exigencias de la moral pública” (art. 27).
Todas las confesiones religiosas serán consideradas como Asociaciones sometidas a una ley especial. El Estado, las regiones, las provincias y los Municipios, no mantendrán, favorecerán, ni auxiliarán económicamente a las Iglesias, Asociaciones e Instituciones religiosas. Una ley especial regulará la total extinción, en un plazo máximo de dos años, del presupuesto del Clero. Quedan disueltas aquellas Ordenes religiosas que estatutariamente impongan, además de los tres votos canónicos, otro especial de obediencia a autoridad distinta de la legítima del Estado. Sus bienes serán nacionalizados y afectados a fines benéficos y docentes (…)”. (art. 26)

73 años después, tras la guerra civil y 40 años de dictadura, esto es en diciembre de 1978 (hoy hace ya 31 años), España aprobaría una nueva constitución. Esta constitución, que algunos han llamado del consenso, puede ser considerada también como la constitución de la falta de valor, la de lo no resuelto.

Entre los temas no resueltos (lo no resuelto tiende siempre a enquistarse) el asunto que más, el de la separación entre Iglesia y Estado. En este contexto el término “Iglesia” no puede ser entendido más que como Iglesia Católica. En este país no es otra la iglesia que invade y usurpa las competencias estatales (por ejemplo en educación), que se atreve a lidiar incluso en el espacio político (excomulgando a diputados), y la que fagocita y se alimenta como un parásito del dinero del estado (vía subvenciones públicas).

Me pregunto yo: ¿cuándo pondremos a la Iglesia en su sitio? Ya está bien de considerar intocable a esta constitución; ha llegado la hora de decir bien alto que es manifiesta y necesariamente mejorable. ¿De qué nos vale que el art. 14 diga: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social” cuando un poco más adelante clama al cielo la absurda contradicción del art. 16.3 cuando dice: “ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”? ¿A qué viene nombrar a la Iglesia Católica en la Constitución? Una constitución no es sitio para la Iglesia. Tampoco es entendible que España siga manteniendo un Concordato con El Vaticano como el que aprobó unos días después de esa constitución.

Hay pues que cambiar la constitución, hay que cambiar otras leyes, y hay sobre todo que cambiar la actitud de los poderes públicos hacia la Iglesia Católica (por ejemplo la actitud del ayuntamiento de Córdoba, ahora que marchose ya Doña Rosa a quien tanto gustaba rodearse de curas y nazarenos, ¿no os parece?).



Y ya que hablo de Córdoba, voy a contaros que este sábado pasado se celebró en la Facultad de Derecho la asamblea del colectivo Córdoba Laica. Como se dice en su blog, Córdoba Laica está constituida por personas que defienden la laicidad, entendida como el establecimiento de las condiciones jurídicas, políticas y sociales idóneas para el desarrollo pleno de la libertad de conciencia, base de los Derechos Humanos.

Desde aquí quiero animar a quienes me leen a adherirse a este movimiento. Hemos dejado, sin apenas darnos cuenta, que los meapilas se adueñen de calles, escuelas y celebraciones públicas. Es hora de ir haciendo algo.

Para empezar, en la columna de la derecha hay un enlace para firmar por la separación Iglesia-Estado. Dedicadle un par de minutos.

Un mundo mejor es aquel en el que ninguna confesión religiosa es percibida como amenaza. Un mundo mejor es aquel en el que creyentes y no creyentes viven su espiritualidad o falta de ella sin conflicto y en el más estricto ámbito de lo personal.

jueves, 19 de noviembre de 2009

CULTURA versus cultura

(Se aconsejan 5 minutos para leerlo)

Hace algunas semanas tuvo lugar en la Biblioteca Central un encuentro entre los máximos responsables de Córdoba 2016 y representantes del movimiento vecinal de nuestra ciudad. Allí acudieron por parte de la Fundación Córdoba Ciudad Cultural su Gerente Carlota Álvarez Basso, y por parte de la Oficina de la Capitalidad Córdoba 2016 su Director Manuel Pérez.

Dicen que no hay que confundir la Fundación Córdoba Ciudad Cultural con la Oficina de la Capitalidad Córdoba 2016. La primera tiene vocación de continuidad. La segunda tiene un horizonte de vida máximo no más allá del 2016. De hecho podría morir mucho antes si Córdoba no pasara alguna de las fases del procedimiento de selección y elección de la Ciudad Capital Cultural de Europa 2016.

La primera de estas “fechas oficiales” es octubre de 2010 cuando el gobierno de España presentará a la Comisión Europea la lista de ciudades candidatas de nuestro país. A lo más tardar, a finales del mismo año de 2010 la Comisión Europea recomendará una lista restringida de ciudades candidatas, tras lo cual la autoridad correspondiente del Estado Español aprobará formalmente las ciudades candidatas.

La siguiente y definitiva criba será de nuevo en el mes de octubre, pero del año 2011. Para esas fechas el Comité de Selección recomendará las dos ciudades candidatas (es decir elegidas), que unos meses después serán definitivamente designadas por el Consejo de Europa. En este caso serán una de España y otra de Polonia, pues desde hace años son dos las ciudades que en cada ocasión son nombradas Capitales Europeas de la Cultura.

De lo que quiero hablar ahora es de una idea que me vino mientras Carlota Álvarez Basso hizo su exposición. Ella mencionó muchas cifras durante su intervención y una de ellas tenía que ver con la comparación entre la cantidad de proyectos culturales desarrollados por cada una de las diferentes ciudades que hasta ahora han sido capitales europeas de la cultura. Creo recordar que en concreto fue Estocolmo una de las ciudades que más alta cifra de proyectos desarrolló: más de 1700. Lo que me llamó la atención fue que Carlota se refiriera a ello como algo excesivo, y que por el contrario prefiriera una menor cantidad de proyectos.

Yo no pude evitar pensar en la relación inversa que existe entre grandes y pocos proyectos de mucho gasto, y muchos y pequeños proyectos de poco gasto. Mientras la primera estrategia da lugar a menos trabajo aunque logra resultados muy “espectaculares”, la segunda requiere de más trabajo y da lugar a resultados “menos espectaculares”. Es evidente que es más fácil gastar 6.000.000 de euros en 6 proyectos que los mismos 6.000.000 de euros en 1.000 proyectos. Lo mismo ocurre desde siempre con las inversiones en infraestructuras para el transporte: ¡cómo lucen el AVE y las autovías frente al tren tradicional y las carreteritas!.

Pero me pregunto yo ¿el resultado “culturalmente hablando” de los grandes espectáculos es el mismo que el de los proyectos más pequeños que renuncian a la espectacularidad? ¿Es acaso lo mismo conseguir que 50.000 personas acudan a un concierto que lograr que esas mismas 50.000 personas participen en una reunión de un club de lectura?

De siempre ha habido dos concepciones de la cultura. Una, que podríamos escribir con mayúsculas, sería la de los grandes fastos. Otra, más modesta pero real, escrita en sencilla tipografía, sería la de la participación activa (no sólo contemplativa), en los actos culturales. Yo me refiero a veces a este tipo de cultura como la “cultura semilla”, la cultura que germina. No en vano el término cultura está etimológicamente emparentado con el de agricultura.

Se dice que el siglo XX ha sido el siglo de la entrada en escena de las masas. Pero esa entrada en escena no ha consistido siempre, como algunos demasiado optimistas interpretan, en la conversión de los antiguos súbditos en nuevos ciudadanos. No: esa supuesta liberación ha consistido en realidad en la conversión de los antiguos sojuzgados por el poder económico y político, antiguos alienados por el duro trabajo en la fábrica o el campo, en los nuevos sojuzgados y alienados por el poder cultural. Y eso es así porque la cultura practicada y alentada por los poderes no es la cultura liberadora, sino la cultura consumidora.

No me quiero extender, que esta entrada me está quedando muy larga.

Definitivamente, propongo para la celebración del 2016, si es que Córdoba llega a ser designada Capital Europea de la Cultura, la celebración de 1000 pequeños proyectos del tipo de:
- una reunión de un Club de Lectura durante cada día del año. Estas reuniones se pueden realizar en las bibliotecas públicas y en locales de asociaciones de vecinos, etc.
- asistencia de todos los escolares de la ciudad a al menos un concierto de música clásica a celebrar en los salones de actos de los centros escolares, centros cívicos y otras pequeñas infraestructuras de barrio.
- presencia constante de, como mínimo, una exposición de pintura, escultura, fotografía, etc, en algún local de cada barrio de la ciudad.
- celebración de concursos de fotografía, pintura, escritura, etc, alentando la participación de toda la población cordobesa con premios dignos aunque no millonarios.
- Etc, etc, etc

La cultura puede hacer a los hombres libres, pero también puede contribuir a mantenerlos en la esclavitud

lunes, 16 de noviembre de 2009

Tiempo lineal –Tiempo circular

Debido a mi participación en uno de los clubes de lectura de ensayo que se celebran en la Biblioteca Central, ando estos días releyendo un libro titulado “Elogio de la lentitud”, de un periodista llamado Carl Honoré. Al margen del mensaje general que destila el libro sobre la conveniencia de que adoptemos y nos adaptemos en la medida de lo posible a unos ritmos menos acelerados en nuestros hábitos de vida, un determinado apartado de la obra me hizo pensar sobre la concepción del tiempo; en concreto sobre mi concepción del tiempo.


Tranquilos, no voy a traicionarme. Quien sepa de mi inclinación racionalista y de "mi fe" en la Ciencia y sus métodos para la explicación de la realidad, deducirá que mi concepción del tiempo no puede ser otra que la actualmente asentada por la Ciencia. Me refiero a que, según parece, todo comenzó en un determinado momento hace unos 13 y pico de miles de millones de años con una especie de gran explosión que ha venido en llamarse Big Bang. Qué hubo antes, o incluso, qué vendrá después, es decir, si habrá también al final de los tiempos una especie de Big Crunch, es algo que no soy capaz de concebir en mi modesta mente.

Pero a lo que voy. Esta concepción lineal del tiempo, o dicho de otra forma más científica, la constatación de que existe y es ineludible, una “flecha del tiempo” que sólo nos permite ir hacia adelante y nunca hacia atrás (me refiero exclusivamente al sentido temporal; no voy a entrar en si eso es siempre progreso), es algo que provoca desde siempre en el hombre una cierta angustia.
¿Por qué provoca angustia esta concepción lineal del tiempo? Porque nos plantea consecuentemente el interrogante de hacia dónde queremos ir o hasta dónde queremos llegar, y qué debemos hacer para ello. Es decir: puesto que somos libres, puesto que no hay dios ni diseño inteligente que haya decidido por nosotros (no quiero entrar ahora en la cantidad de circunstancias y determinantes que limitan de hecho nuestra libertad), de cada uno de nosotros depende, pues, a dónde llegará.

En el fondo, esta concepción del tiempo es también la cristiana. Lo que ocurre es que los creyentes cristianos (cada vez creo que hay menos) dicen que el mundo comenzó el lunes de aquella famosa semana de la creación, y terminará (no sabemos si en sábado o domingo), el día del juicio de todos los juicios, el día del Juicio Final. Como veis, concepción lineal del tiempo también.

Pero antes de las religiones del libro, sobre todo por la parte de oriente, donde siempre se han trabajado cosmológicamente mucho mejor la armonización de hombre y mundo, primaban las concepciones circulares del tiempo. Todavía hoy en día el hinduismo y otras religiones creen en la reencarnación. Para ellos la muerte no es más que el fin de un ciclo; después viene otro ciclo, y otro, y otro…

Puede ser un poco aburrido, pero es tranquilizador. Porque es tranquilizador pensar que tendremos no ya una segunda oportunidad, sino otras muchas oportunidades para volver a vivir la vida; para hacerlo mejor.

En general, la existencia de los ciclos es tranquilizadora. No hay más que pensar en la armonía de un mundo rural sometido básicamente a la repetición de las estaciones y lo que ello conlleva. El papel del hombre bien adaptado a ese mundo está escrito en el libro de la naturaleza. No hay más que hacer en cada momento lo que es conveniente hacer en cada momento.

En cambio la vida del hombre moderno, sobre todo la del hombre de ciudad con trabajos que para nada dependen del tiempo (el atmosférico, ahora), es, cuando menos, desasosegante.

Así que, me hago una pregunta: ¿qué podemos hacer para armonizar nuestra vida con el círculo? Hasta ahora no he sido capaz de ver nada más que un gran y único círculo: el que lleva a mi vida desde una nada impensable antes de mi nacimiento, hasta otra nada, más impensable aún, después de mi muerte. Y no es pesimismo; que quede claro.

En fin, todos los consejos serán bien recibidos.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Muros

Hoy se cumplen veinte años de la caída del muro de Berlín. El mundo entero lo celebró en aquel momento y lo vuelve a celebrar de nuevo estos días. Aquel derrumbe no fue en realidad otra cosa que el primer acto de una representación teatral de mucho mayor calado: el derrumbe del llamado socialismo real. La desaparición de los regímenes comunistas allanaría por fin el camino hacia la consecución de un único mundo, un mundo libre, democrático, globalizado, abierto… al capital, claro está.

La inmensa mayoría de los alemanes del este ya estaban por aquel tiempo asqueados de un sistema que aunque les proporcionaba seguridad y estabilidad, educación y sanidad de alto nivel, los mantenía reprimidos y encerrados tras un muro detrás del cual se olían las riquezas del occidente desarrollado. El capitalismo es especialmente hábil en vender su cara bonita. Al día de hoy, muchos de aquellos alemanes ya han tenido la oportunidad de descubrir también la cara miserable del sistema capitalista.

No obstante de lo que quiero hablar en este momento, a contracorriente de las celebraciones del día de hoy (no es que no celebre la caída de aquel muro), es de los otros muchos muros que se siguen levantando cada día. Muros que según la perspectiva de quienes los construyen, protegen. Desde la perspectiva de los que los sufren, sojuzgan. Muros que en todo caso, desde cualquiera de las perspectivas, nos compartimentan, nos separan y nos encierran.

El mundo no está más libre y expedito hoy que hace 20 años. Prueba de ello son: el muro que el gobierno de Israel ha levantado en Palestina; o el muro que pretende separar las favelas en Río de Janeiro; o la valla de Ceuta; o la del Río Grande entre Méjico y USA; o un largo etc en el que están incluidos todos los muros que rodean comunidades y urbanizaciones de lujo del resto de la población, o las barreras y cámaras de seguridad que delimitan y controlan cada vez más las llamadas “áreas vigiladas”.

Vivimos en un mundo lleno por completo de muros; apenas nos damos cuenta. Pero los peores son los muros interiores que levantamos nosotros mismos para protegernos. ¿Protegernos de qué? ¿de la vida?.

Hay dos motivos que me han hecho hoy pensar en todo esto que ahora escribo. A alguno le podrá parecer que ahora, de pronto, me voy por los cerros de Úbeda. Pero no es así.

El primero es que acabo de ver la película El secreto de sus ojos del director argentino Juan José Campanella. Una historia que se podría considerar de cine negro, policíaco, pero con un mensaje que trasciende al género. El mensaje no es otro que este: nunca es tarde para vivir la vida. Podremos haber construido muchos muros en nuestro pasado, podremos habernos parapetado tras falsas pero robustas respuestas a viejas preguntas, pero al final, para vivir, hay que derribar esos muros y encontrar nuevas y sinceras respuestas (aconsejo la peli a quien aún no la haya visto).

El segundo es que hoy mismo me han hecho llegar un poema de Mario Benedetti titulado Desde los afectos. También en este poema me encontré con una referencia directa al tema de los muros. El poema, en el estilo de Benedetti, nos da una larga retahíla de consejos para la vida, y concluye con los siguientes versos:

(…) Que cuesta ser sensible y no herirse.
Que herirse no es desangrarse.
Que para no ser heridos levantamos muros.
Que quien siembra muros no recoge nada.
Que casi todos somos albañiles de muros.
Que sería mucho mejor construir puentes.
Que sobre ellos se va a la otra orilla y también se
vuelve.
Que volver no implica retroceder.
Que retroceder también puede ser avanzar.
Que no por mucho avanzar se amanece cerca del sol.
¿Cómo hacerte saber que nadie establece normas salvo la vida?

Así pues, siguiendo a Campanella y a Benedetti, derribemos muros y tendamos puentes. Contra la vida no deberíamos practicar ninguna clase de protección. La vida es para ser vivida. Sólo hay una.


Lo único bueno que tienen a veces los muros es que sirven como plataforma para la creatividad de algunos artistas. Os incluyo aquí un video con una obra de MUTO. Espero os guste.

lunes, 2 de noviembre de 2009

En 2010 descenderá el IPC en España. ¿Buena noticia? no. MALA NOTICIA

Mala noticia, porque no me estoy refiriendo al IPC más usual, el Índice de Precios al Consumo, no. Me estoy refiriendo al Índice de Percepción de la Corrupción, en inglés CPI, un índice que establece la TI (Transparency International). La TI es una organización internacional sin ánimo de lucro que lucha contra la corrupción, y que elabora unos informes anuales sobre este particular IPC.

En el último informe de TI sobre el IPC, España ocupaba el puesto 28 a nivel mundial con una nota de 6'5. Un 10 correspondería a un país con una percepción cero de corrupción; un 0 correspondería a un país con una corrupción total. En ese índice que referimos, el país con menos corrupción hoy en día es Dinamarca (con un 9'3), y el país más corrupto actualmente sería Somalia (con un 1'0).

¿Por qué digo que el IPC en España va a bajar? Porque indudablemente los escándalos continuos que durante estos últimos meses (en realidad años) están asaltando las portadas de periódicos y telediarios (y que para alivio de algunos, alcanzan ya a casi todos los partidos y formaciones políticas), han extendido la idea entre los ciudadanos de que España sigue siendo un país de políticos corruptos. Ya no es sólo la Gürtel y sus extensiones por Madrid y Valencia. Son el caso Millet, el caso Alavedra-Prenafeta-Bartomeu, el caso El Ejido, y un largo etc, etc, etc. Ni siquiera Izquierda Unida está libre. Sólo "tiene la suerte" de que detenta el poder en menos lugares, y quizás sólo por ello se ha visto salpicada por menos escándalos. Pero algunos casos en municipios de la provincia de Sevilla, y otros más cercanos (mucho más cercanos), la sitúan al mismo nivel que el resto de partidos. Desgraciadamente la corrupción no es sólo de derechas.

Sin embargo quiero ser optimista. He leído varios documentos en estos últimos días para intentar entender un poco mejor todo esto de la corrupción y sus consecuencias sobre la política. Una de las conclusiones, o más bien ideas, que he sacado es que los casos de corrupción son o parecen ser cada vez más frecuentes porque lo que en realidad ha aumentado es la ética de la ciudadanía. Si antes era lo más usual creer que un político estaba ahí para, sobre todo, sacar provecho, ahora son cada vez más los ciudadanos que creen que la política es, o debe ser, una ocupación digna y limpia, y que los políticos son, o deberían ser, y hay por tanto que exigírselo, dignos y limpios.

Es la idea cada vez más extendida entre la ciudadanía de que es posible un mundo mejor, de que es posible avanzar hacia una justicia universal, la que hace precisamente que se destapen y salten a la luz pública los casos de corrupción. Eso ocurrió por ejemplo durante el franquismo. Corrupción hubo siempre, eso es innegable, pero no fue hasta sus últimos años, que la existencia de una sociedad civil concienciada creó el ambiente necesario para que salieran a la luz pública casos como el de Matesa o Sofico.

Puede que ahora esté ocurriendo lo mismo. Somos los ciudadanos, que creemos que otra política es posible, los que estamos favoreciendo que se destapen cada vez más tantos casos de corrupción. La figura del juez Garzón no sería posible sin esta ciudadanía. Somos muchos los que vemos con alegría cómo se limpia cada día un poco más este asqueroso mundo de tanta gente indeseable, y cómo estamos cada día un poco más cerca de un mundo mejor.

En ese sentido no importa que el año que viene baje la nota del IPC en España. Estamos en el buen camino.

Suscribe la campaña que la UNCAC (United Nations Convention Againts Corruptio) está desarrollando.
Leer en español


Suscribe la campaña contra la corrupción

domingo, 5 de abril de 2009

Miedo; miedos.

El viernes pasado, dentro del programa denominado “Conversaciones en La Central”, tuvo lugar un acto en la Biblioteca Municipal de Córdoba en el que el periodista Isaac Rosa y el diputado Eduardo Madina charlaron sobre “El miedo como forma de control de los ciudadanos en las sociedades democráticas”.

Isaac Rosa escribe a diario en Público y es autor de la novela titulada “El país del miedo”. Eduardo Madina es diputado del PSOE y ha sido víctima de un atentado de ETA. La conversación que mantuvieron, y que resultó de gran interés, giró en torno a los miedos que padecemos en las sociedades desarrolladas actuales; a sus causas y consecuencias.

Esos miedos están muy bien recogidos, de hecho, en la novela de Isaac Rosa, y aunque (para quien lo haya leído) el pusilánime Carlos sea un caso extremo de “ciudadano miedoso”, lo cierto es que a todos nos pasan cosas parecidas a las que a él le suceden, y todos experimentamos miedos muy similares a los suyos. Como dijo Madina, a pesar de que las sociedades desarrolladas ofrecen a sus ciudadanos cada vez un mayor cobijo y protección, una mejor defensa frente a la pobreza, a las enfermedades, a las inclemencias, etc, no deja de ser cierto que la sensación de inseguridad está cada vez más extendida.

¿Cuáles son las razones? Pues indudablemente varias, pero una de ellas es que el poder, el sistema, es el más interesado en la creación y alimentación de esos miedos porque de ello obtiene varios beneficios. Uno es que tiene más posibilidades de control sobre nosotros. Otro es que genera dinero con ello; no en vano el capitalismo comercia con todo.

Quiero hablar aquí de una clasificación de los miedos que mentalmente me hice mientras se desarrollaba la conversación entre Rosa y Madina. Aunque los miedos son muchos y muy diversos, y sin duda no todos entrarían en esta clasificación que propongo, no quiero dejar de exponerla aquí.

Opino que hay tres grandes bloques de miedos: los miedos “cósmicos”, los miedos “psicológicos”, y los miedos “sociológicos”.

Los miedos cósmicos son los miedos que aquejaban al hombre primitivo. No son miedos totalmente desaparecidos en el mundo actual pero son menos frecuentes en nuestras sociedades. Son los miedos que provoca lo desconocido. Eran el pavor producido por el rayo, por el trueno, por los terremotos, por los eclipses, por fenómenos que ahora sabemos naturales, es decir, cuyas causas y posibles efectos conocemos perfectamente, pero que antaño parecían capricho de terribles dioses o demonios.

Ahora ya no tenemos miedo al rayo; en todo caso tenemos miedo a sufrir la mala suerte de que uno nos caiga encima. El rayo ya no es una fuerza maligna; en todo caso fatal.
Entra también en este grupo, desde mi punto de vista, uno de los miedos clásicos, si no el miedo por antonomasia, y me refiero al miedo a la muerte. Creo que hoy en día no se tiene tanto miedo a la muerte. A lo que se tiene miedo es al tránsito. Quiero decir que casi nadie en estos tiempos tiene miedo a lo que viene después de nuestra muerte: o es la nada, o es al menos un lugar apacible. Varias encuestas han puesto de manifiesto que ni siquiera los católicos practicantes creen hoy en día en el infierno.

Así pues, creo que estos miedos cósmicos van desapareciendo de nuestro imaginario. Pero no sucede lo mismo con los otros dos grupos de miedos.

Los miedos psicológicos son los miedos que surgen desde nuestro interior. Son aquellos que o bien no tienen una causa real o están enfermizamente magnificados por nuestra mente. Son en algunas ocasiones más que miedos, fobias. Son el miedo a los perros, a las serpientes, a las arañas, ratas y bichos asquerosos en general; son la claustrofobia, la agorafobia, el miedo a hablar en público, el vértigo o el miedo a las alturas, etc, etc, etc. Son miedos que están en nosotros porque existe un conflicto no resuelto, un desequilibrio interno en nuestra mente. Son de alguna manera causados por una falta de armonía o una mala integración del individuo en su entorno. Tienen a veces origen en la infancia; en por ejemplo, una relación con los padres provocadora de inseguridad. Y también tienen, a menudo, una relación directa con conflictos relacionados con la sexualidad. En todo caso son, como digo, provocados por una falta de equilibrio personal.

El tercer bloque es el de los miedos sociológicos. Es el miedo a los demás en general, a los que son diferentes. Aquí entran: el miedo al extranjero, particularmente al inmigrante, el miedo al negro, o al sudamericano, al indígena, el miedo a los grupos de jóvenes, el miedo a los hinchas del otro equipo. También el miedo a que nos roben, a que nos asalten, el miedo a que entren en nuestra casa. El miedo a pasar por un barrio desconocido.

Así como antes me refería a miedos provocados por una falta de armonía psicológica, estos últimos miedos a los que me refiero ahora creo que son producidos por una falta de armonía social. Es por eso por lo que soy pesimista y creo que los “miedos sociológicos” no sólo no van a desaparecer sino que van a más. Y es que las sociedades actuales están cada vez más desequilibradas; las injusticias y desigualdades son cada vez más evidentes; los conflictos entre grupos sociales cada vez más persistentes.

Y así seguirá siendo porque este sistema, el capitalismo, es esencialmente injusto y generador de conflicto.

¿Qué pensáis?

jueves, 2 de abril de 2009

La Justicia y la justicia

¿De qué se ríen estos capullos? Un par de noticias leídas últimamente me mueven a hacer unos comentarios sobre la Justicia, y también sobre la justicia.

De estas dos palabras, la primera, con su inicial bien mayúscula y su historia todo pompa y artificio, resulta lejana y extraña, cuando no arbitraria, para el común de los mortales; desde luego para el pueblo llano, que difícilmente la entiende y comparte. Con esta “Justicia” me estoy refiriendo a esa institución del Estado que se encarga de la aplicación de las leyes y que tiene por oficinas los juzgados.

La segunda, en cambio, esa “justicia” escrita sólo con minúsculas, tan bajita y prudente, es por contra una de las palabras más grandes y más bonitas, y uno de los conceptos más importantes que ha alumbrado el género humano. Distinguir y hacer lo justo, conocer lo que está bien, es algo que para mi ha sido siempre guía y fiel de mi conducta. No puedo soportar sin dolor el ver como se comete alguna injusticia a mi lado. Y no puedo aceptar para mi propio interés cualquier beneficio, sea grande o pequeño, si sé que procede de algo “que no está bien”.

Me gusta pensar que yo soy uno de esos que nunca se venderían. No sé lo qué haría si me ofrecieran un millón de dólares por acostarme con alguien (por ponerme en el papel de Demi Moore en la película “Una proposición indecente”) pero sí sé lo que haría si estuviera en la misma situación de Nicolas Cage en “Te puede pasar a ti”. En esta película, un poco tonta la verdad sea dicha, un policía de barrio se ve obligado por su ética a compartir con una camarera un premio millonario que ha ganado en la lotería (a pesar del desencuentro y luego divorcio de su mujer que su decisión provoca), porque el día anterior, al faltarle unas monedas para la propina, le propuso a la camarera (Bridget Fonda) la mitad de su boleto de la bonoloto. Yo, como él, no podría vivir el resto de mi vida, aún en la mayor de las abundancias, sin envenenar mi sueño al recordar que hubo una ocasión en que no hice lo justo ensuciando mi propia palabra.

Pero a lo que iba, que no era esto. El sábado pasado leí una noticia que me animó el día, lo confieso. De hecho me hizo pensar que a veces la Justicia intenta acercarse a la justicia. ¿Lo conseguirá? Fue en el diario Público, y el titular decía: “Querella española por la prisión de Guantánamo. La fiscalía examina la demanda criminal presentada ante Garzón contra el equipo jurídico de Bush. Los abogados esgrimen que la tortura es un delito contra la comunidad internacional”. En ella se daba cuenta de la presentación de una querella por parte de varios abogados ante la Audiencia Nacional contra varios de los asesores de Bush. Estos señores son los ideólogos y constructores del basamento (i)legal que ha dado sostenimiento al uso de la tortura por el ejercito norteamericano y a la creación de una de las mayores barbaries cometidas en este mundo desde el nazismo para acá, cual ha sido la prisión de Guantánamo.
No sé si llegaremos a ver a estos tipos en el banquillo pero saber que quizás pudiera llegar a ocurrir me hizo recuperar un poco de fe en la Justicia.

Granados indicándole al juez lo que tiene que hacerLa segunda noticia, en cambio, me hace descreer de nuevo de todo lo que se cuece en tan altos tribunales. Un titular, en el mismo periódico, decía: “El número tres de Aguirre se reunió en secreto con el nuevo juez del caso Gürtel”. Y digo yo que los jueces son personas como otras cualquiera, y que tienen derecho a andar por la calle, a charlar y a comer con quien quieran, pero que a estas alturas el juez que va a juzgar la corrupción dentro del Partido Popular se reúna y coma con Francisco Granados me hace pensar, no puedo evitarlo, que la Justicia no dejará nunca de ser “un cachondeo” mientras haya jueces (y se salvan muy pocos) como los que tenemos en este país.

domingo, 22 de marzo de 2009

Día Internacional de la Poesía

El 21 de Marzo, el día en que normalmente da comienzo la primavera en el hemisferio norte, fue declarado por la UNESCO en el año 2000 como el Día Internacional de la Poesía.

Probablemente queden pocos días en el calendario que no hayan sido proclamados Días Internacionales de algo. Por otra parte, celebrar durante un solo día al año aquello que se pretende ensalzar o reivindicar, sería estúpido por nuestra parte. Así que, un descreído como yo, no puede darle a este Día Internacional de la Poesía más trascendencia de la que tiene. No obstante, se me ocurre que puede ser una buena ocasión para traerla aquí, y para recordar que no seríamos nada, o que al menos algo muy importabte nos faltaría, sin la Poesía.

Reproduzco tres poemas de tres grandes poetas como son: Cernuda, Machado y Neruda. Cada uno de ellos se acompaña de un enlace donde pueden ser escuchados en versión recitada (los de Cernuda y Machado) o cantada (el de Neruda). En este último caso por la pareja de cantautores: Olga Manzano y Manuel Picón.
Disfrutadlos.

LUIS CERNUDA

Si el hombre pudiera decir lo que ama,
Si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
Como una nube en la luz;
Si como muros que se derrumban,
Para saludar la verdad erguida en medio,
Pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad de su amor,
La verdad de sí mismo,
Que no se llama gloria, fortuna o ambición,
Sino amor o deseo,
Yo sería aquel que imaginaba;
Aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
Proclama ante los hombres la verdad ignorada,
La verdad de su amor verdadero.

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
Cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
Alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina,
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
Y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
Como leños perdidos que el mar anega o levanta
Libremente, con la libertad del amor,
La única libertad que me exalta,
La única libertad porque muero.

Tú justificas mi existencia:
Si no te conozco, no he vivido;
Si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

(escuchar su recitado en la voz del propio Luis Cernuda)


ANTONIO MACHADO

Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas! ...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
—La tarde cayendo está—.
«En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día,
ya no siento el corazón.»

Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.

La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea
se enturbia y desaparece.

Mi cantar vuelve a plañir:
«Aguda espina dorada,
quién te pudiera sentir
en el corazón clavada.»

(escuchar su recitado en la voz de F. Fernán Gómez)


PABLO NERUDA

Tu risa

Quítame el pan, si quieres,
quítame el aire, pero
no me quites tu risa.

No me quites la rosa,
la lanza que desgranas,
el agua que de pronto
estalla en tu alegría,
la repentina ola
de plata que te nace.

Mi lucha es dura y vuelvo
con los ojos cansados
a veces de haber visto
la tierra que no cambia,
pero al entrar tu risa
sube al cielo buscándome
y abre para mi todas
las puertas de la vida.

Amor mío, en la hora
más oscura desgrana
tu risa, y si de pronto
ves que mi sangre mancha
las piedras de la calle,
ríe, porque tu risa
será para mis manos
como una espada fresca.

Junto al mar en otoño,
tu risa debe alzar
su cascada de espuma,
y en primavera, amor,
quiero tu risa como
la flor que yo esperaba,
la flor azul, la rosa
de mi patria sonora.

Ríete de la noche,
del día, de la luna,
ríete de las calles
torcidas de la isla,
ríete de este torpe
muchacho que te quiere,
pero cuando yo abro
los ojos y los cierro,
cuando mis pasos van,
cuando vuelven mis pasos,
niégame el pan, el aire,
la luz, la primavera,
pero tu risa nunca
porque me moriría.


Canción de Olga Manzano y Manuel Picón

domingo, 15 de marzo de 2009

El capitalismo del desastre, o el desastre del capitalismo

EL ROTO: Alfombra roja
Estamos en crisis. El sistema está en crisis. Y si no, que se lo pregunten a alguno de los más de 3 millones de parados que hay actualmente en España (18 millones en Europa). Después de un periodo de vacas gordas más prolongado que en otras ocasiones, llegaron las vacas flacas. ¿Acaso había alguien que no lo supiera? Todos lo sabían; repito, todos lo sabíamos. Es algo inherente al sistema capitalista. A menudo nos gustaría ignorarlo. Sobre todo le gustaría ignorarlo a ellos, a esos que cada minuto que pasa se enriquecen un poco más (aún en tiempo de crisis) sacando el máximo beneficio de este sistema que, como ya dijo alguien, está basado en la explotación del hombre por el hombre.
Así que no, no debemos ignorarlo: el capitalismo es un sistema económico que lleva dentro de sí la semilla del mal, porque está construido sobre un deseo de enriquecimiento personal egoísta, obtuso y esquilmador que en el mejor de los casos, si no acaba con el planeta tierra tras exprimirlo como una fruta madura, acabará previamente consigo mismo auto destruyéndose tras llevar a la miseria a cientos de millones de personas por todo el mundo.
Estoy releyendo estos días el grande y magnífico libro de Naomi Klein titulado “La doctrina del shock, o el auge del capitalismo del desastre”. Setecientas páginas de clara y detallada exposición de por dónde y a dónde nos está llevando la ideología del “capitalismo neocon” y del ultraliberalismo de la escuela de Chicago. En este libro, tan extenso como ameno de leer, se nos detalla paso a paso cómo los “Chicago boys” de Milton Friedman fueron poniendo en práctica sus experimentos de capitalismo ultraliberal en países como Chile, Bolivia, Argentina, la Gran Bretaña de Thatcher, la Polonia post comunista, la Rusia de Yeltsin, etc, etc, hasta llegar al caso más salvaje y sangrante del Irak invadido tras “la guerra de Bush”.
Este caballerete, de unos escasos 1,60 metros de altura, ha sido probablemente uno de los hombres que más daño ha hecho a este mundo. Y me atrevo a afirmar que esto es así aunque le hayan otorgado un premio Nobel. Porque ¿qué ha venido a decir este hombre?, de hecho ¿qué clase de ideas ha conseguido extender como si fueran ciencia (como a él y a los suyos les gustaba decir) entre los que gobernaban este sistema?: que el mercado es sagrado, que hay que eliminar todas las regulaciones y las intervenciones del estado, que el interés propio, el deseo de máximos beneficios personales, es la mejor vía para el progreso global.
Pero ¿qué significa el progreso global para estos señores?. Cuando hablan de progreso global imagina uno que se refieren a movimientos de capital, a Producto Interior Bruto, a réditos, a cifras cada vez más elevadas de ganancias para unos cuantos, cuando lo que se esconde tras ello es una desigualdad social cada vez más pronunciada (reconocida por todas las instituciones internacionales), a una concentración cada vez mayor de la riqueza en menos manos y a una miseria cada vez más extendida. Todo ello en el contexto de un mundo cada vez más cerca del abismo por sobrexplotación, contaminación y muerte (las guerras dan mucho dinero).
Los máximos dirigentes políticos de este mundo andan ahora reunidos intentando reinventar un capitalismo más humano. ¿Es ello posible?.
En fin, a la espera de un tiempo mejor en que seamos capaces de volver a soñar y a intentar construir un sistema económico no basado en la explotación de hombres por hombres ni en el engaño del crecimiento como única forma de progreso, cruzo los dedos para que por lo menos esos que mandan pongan un mínimo de orden y freno a este desaguisado. Y por supuesto, mientra tanto: LA CRISIS, QUE LA PAGUEN ELLOS.

sábado, 7 de marzo de 2009

Lo que puede el amor


Anoche vi una magnífica película de Philippe Claudel. Una digna muestra del mejor cine francés (¡cómo nos alimenta el buen cine! ¿verdad?). Fue en la Filmoteca. Aquí tenéis el enlace a la hoja de sala. Su título, que dejo en su lengua original, pues no hace falta traducirlo y resulta tan sugerente así, es: “Il y a longtemps que je t’aime”. Espero que más adelante se pueda ver en los cines comerciales.

El amor (la peli no trata del amor de pareja sino del paternofilial), tiene muchos enemigos. Uno de ellos es sencillamente implacable; no hay casi nada que hacer contra él. Es negro y todo lo engulle. Pero a pesar de ello hay esperanza, pues también es cierto que el amor todo lo puede.

Dos hermanas, que han estado quince años alejadas, muerta la una para la otra tras el ingreso en prisión de una de ellas por un terrible suceso, se reencuentran y lentamente reconstruyen el maravilloso mundo y la intensa relación que las unió en la infancia. Con un ritmo calmado, pausado, con abundancia de escenas intencionadamente cortadas en su evolución, Claudel consigue trasmitirnos esa lenta apertura de los corazones que a veces ocurre en la vida. El resultado final, tras las confesiones y el desvelamiento de la verdad, es una intensa y liberadora catarsis materializada en un abrazo (¡cómo nos alimentan los buenos abrazos! ¿verdad?) que humedeció la vista a más de uno. La mía al menos, lo confieso, se humedeció.

La historia es terrible, terrible como muy pocas lo son. Alguien, en un comentario a mi entrada sobre “Revolutionary road” dijo que esa película era dura, y mencionó el horror de la rutina. Y es cierto. En esta que ahora comento no hay rutina ninguna, pero el dolor es de tal calibre, que difícilmente se puede sobrevivir a algo así.

No dejéis de verla si tenéis ocasión. Siempre que no os asusten los sentimientos intensos.

domingo, 1 de marzo de 2009

Nucleares NO. Gracias

Los defensores de la energía nuclear están de ofensiva. En realidad llevan de ofensiva desde hace varios años.

Después de una moratoria de facto en la mayor parte de los países industrializados ocurrida tras el accidente de Chernobyl, la escusa de la lucha contra el cambio climático está envalentonando a los pronucleares. Lo último, las manifestaciones de Felipe González sumándose a este carro. Nos dice el anterior presidente socialista: "Se me interpretará que defiendo la energía nuclear. Se puede pensar que creo que es más razonable que otros usos, pero ese no es el problema. No estoy diciendo que se use, sino que se discuta". Y digo yo: ¿por qué tiene miedo a decir lo que piensa?, y si no es así como piensa ¿para qué quiere que volvamos a discutir sobre la energía nuclear?

Este país ha llegado a un acuerdo tácito sobre la conveniencia del desarrollo de las energías limpias y un consecuente y paulatino abandono de las energías contaminantes de origen fósil, así como de la tan peligrosa energía nuclear.

El actual gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ganó las últimas elecciones con un programa que incluía esta posición, pero parece que está soportando fuertes presiones para desembarazarse de las promesas hechas en este sentido.

Como caso concreto tenemos la central nuclear de Garoña. El próximo mes de julio concluye el permiso de explotación de esta central obsoleta y aquejada de graves problemas de seguridad que lleva funcionando desde el año 1971.

El Ministerio de Industria y el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) se están planteando alargar la vida de la central nuclear durante 10 años más. Con ello alcanzaría una vida útil de 50 años, pero se agravaría el riesgo de accidente nuclear por los graves problemas de seguridad que la aquejan.

Ecologistas en Acción ha iniciado un ciberacción consistente en el envío de un carta al presidente del gobierno pidiéndole que no se renueve su licencia de explotación y se proceda al cierre definitivo.
Si estás de acuerdo, súmate a esta acción en la página de Ecologistas en Acción.

¿El reino de los sueños no es de este mundo?

Revolutionary road

Anoche vi esta magnífica película de Sam Mendes a la que acudí, lo confieso, con ciertos prejuicios. Siempre me ocurre con el stars system de Hollywood. Más aún, cuando había oído decir que (ahora veo que respondiendo sólo a intereses comerciales) la película suponía el gran reencuentro de Di Caprio y Winslett: una ocasión para el revival romántico. Por suerte, nada más alejado de la realidad.

Quien haya visto otras películas de Sam Mendes, sobre todo “American beauty”, encontrará que ésta supone otra vuelta de tuerca más a su operación de desmontaje del engañoso y falso andamiaje sobre el que se sustenta el sueño americano. En realidad, opino que “Revoloutionary road” es más ambiciosa. Lo que pretende desmontar (o desmonta, allá cada cual que opine lo que quiera tras ver la película) es un sueño más universal, aplicable por extensión a cualquier sociedad desarrollada. Éste no es otro que aquél que nos hace creer que vivimos la vida que hemos escogido; que con la familia, el coche, la casa, etc, hemos alcanzado la felicidad que nos prometíamos. Y la verdad es que no es cierto. ¡Qué pocos pueden proclamar, sin engaño, que están donde querían llegar, o que se contentan con lo que han alcanzado!

Y es que, como se condensa en una frase de la película (he adaptado lo que recuerdo y aunque estoy seguro que no coincide en su literalidad, creo que sí en su sentido):

En el fondo, nunca olvidamos cuál es la verdad; lo que ocurre es que nos volvemos más diestros engañándonos

Porque para todos hubo un momento en que existieron los sueños.

Hay un personaje en la historia, precisamente “un loco”, que parece ser el único en captar, en reconocer, el vacío que, curiosamente, inunda nuestras vidas. Ese vacío que la pareja protagonista, o más bien habría que decir ella, pone sobre la mesa un día para plantear, para plantearse con valentía, la necesidad y la posibilidad de una escapatoria.

Pero ¿hay posibilidad de escapatoria? ¿qué nos dice Mendes? Parece que no: el reino de los sueños no es de este mundo. Habremos de engañarnos cada día un poco más y “tirar palante”.

No quisiera desvelar el argumento, pero me resulta difícil no comentar algunas de las escenas finales. Hubo un determinado momento de la película, después de la “despedida a la americana” en la puerta de la casa tras el magnífico desayuno que April (Kate Winslet) prepara con la más profunda y enigmática de las sonrisas a su marido después de la gran crisis de la noche anterior (cuando ella parece haber tomado la decisión de adoptar la mentira y el engaño como la mejor estrategia de salvación), tras el cual da la sensación de que todo lo posterior va a sobrar. Sin embargo, y precisamente porque la pretensión de Mendes es mostrarnos que todos vivimos en esta gran mentira, prolonga la película con varias escenas más.

En una, sus vecinos charlan con la nueva pareja que ha venido a ocupar la casa que dejaron April y Frank. Cuando hablan de sus antiguos amigos queda suspendida en el aire una incomodidad difícil de evitar. ¿Cómo hacerlo? Sólo hay una vía: no volverán a hablar de sus antiguos vecinos.

La otra escena que quiero comentar es la escena final. En ella, la otra pareja de vecinos (la de los padres del “loco”), están hablando de sus antiguos amigos. Digo antiguos porque ahora ella, que empieza recordándolos como buenas personas, en una actitud tantas veces repetida en multitud de películas, termina por criticarlos sacando a la luz toda la envidia que les tenía (¿el odio por haber pretendido ser diferentes?).

Ella no está más que diciendo mentiras, las mentiras que necesita decirse a sí misma. Su marido, que para suerte propia, necesita de un audífono, comienza a bajar el control del volumen y la voz de su mujer se va apagando inevitablemente. Prefiere no escuchar.

¿No es lo que todos hacemos? ¿apagar el volumen del tic tac de nuestro corazón?

domingo, 22 de febrero de 2009

Fanatismo versus Radicalismo

Acabo de releer por segunda vez el libro Contra el fanatismo del escritor y pensador israelí Amos Oz. Ha sido una lectura realizada en el seno de uno de los Clubes de Lectura de Ensayo en los que participo.

La verdad es que el libro me ha resultado interesante y ameno. La obra se compone de tres conferencias dadas por Oz durante el transcurso aproximado de un año un poco después de los atentados a las torres gemelas de Nueva York. De estas tres conferencias, es la primera la que aborda el tema del fanatismo. Las otras dos, que no voy a comentar, tratan del conflicto palestino-israelí la segunda, y del compromiso, y placer, del escritor con su escritura, la tercera.
Y bien, como he dicho me resultó muy interesante esta sencilla aproximación al hecho del fanatismo (porque no hay que olvidar que se trata de una conferencia) pero hay varias cuestiones con las que no estoy del todo de acuerdo.
Dice Amos Oz que: ”El fanatismo es más viejo que el islam, que el cristianismo, que el judaísmo. Más viejo que cualquier Estado, gobierno, o sistema político. Más viejo que cualquier ideología o credo del mundo. Desgraciadamente, el fanatismo es un componente siempre presente en la naturaleza humana”. Y también: "el fanatismo se encuentra arraigado en cualquier país, bajo cualquier sistema social o grupo político”. Pero yo no estoy de acuerdo con eso.
Tiene razón Oz cuando nos dice que no sólo hay fanatismo en determinados movimientos islamistas con muchos seguidores actualmente en los países musulmanes sino que lo hay también, aunque con diferente expresión, en algunos grupos ideológicos en los países occidentales, o incluso en otros tiempos y lugares. Pero no acepto que el fanatismo sea connatural al hombre, o que se dé bajo cualquier sistema social o político.
Buscando en la wikipedia una definición del fanatismo me encontré con un muy interesante artículo que dedica un apartado a explicar las razones psicológicas de su formación.
Por ejemplo, para Adler, el fanatismo es una compensación de un sentimiento de inferioridad que niega la razón al otro.
Para Freud, que lo explicó en El malestar de la cultura, el hombre se encuentra escindido entre dos tendencias contrarias: el ansia de felicidad y el ansia de seguridad. Nuestra conciencia de individuos es la causa de que nos sintamos solitarios, así como la corporalidad es la fuente de males como las enfermedades. Por eso, para buscar la felicidad puede imponerse la exigencia de abolir ambas facetas. La conciencia de la individualidad se suprime mediante la atenuación de la conciencia del yo, por una parte, y mediante la acentuación del sentimiento de pertenencia a lo otro. Para lo primero sirve el alcohol y otras drogas, el éxtasis sexual, etc. Para lo segundo se procede a la adhesión incondicional a sectas y facciones totalitarias políticas o religiosas, la entrega a un líder o a un amante posesivo.
En relación a la abolición de la segunda faceta, la conciencia corporal, ésta se disminuye mediante la reducción de las vivencias corporales y la desvalorización del mundo en donde la vida corporal se desarrolla. (No voy a comentar este tema que será motivo, quizás, de otra reflexión futura en este blog).
Por último, también recoge la wikipedia lo que nos dice Erich Fromm sobre el fanatismo, que intentó explicar aunando psicología y sociología. Su enfoque se resume en el conocido título de su libro El miedo a la libertad, según el cual, todo fanatismo es un intento regresivo de escapar del surgimiento del individuo y la libertad, debido al miedo que ello causa. El miedo se da ante la angustiosa sensación de separación y aislamiento (soledad) al crecer, que no se resuelve de una manera sana estableciendo vínculos afectivos horizontales con los demás. Se trata, en suma, de la incapacidad de amar.
Así pues el fanatismo es causado principalmente por la ignorancia y por el miedo. En una sociedad donde no existieran ni el miedo ni la ignorancia, sería poco probable el surgimiento de los fanáticos.

Ahora voy a referirme al segundo término presente en el título de este post. Y lo voy a hacer para intentar dejar bien claro que fanatismo y radicalismo, a pesar de su frecuente confusión y uso indiscriminado, son dos cosas totalmente distintas (iba a decir radicalmente distintas).
No puedo negar que esta confusión está en el mismo diccionario de la RAE donde encontramos tres acepciones del término; a saber:
1. m. Cualidad de radical.
2. m. Conjunto de ideas y doctrinas de quienes, en ciertos momentos de la vida social, pretenden reformar total o parcialmente el orden político, científico, moral y aun religioso.
3. m. Modo extremado de tratar los asuntos.
Así pues, vemos que la tercera definición ha venido a aceptar y dar por bueno el uso que la mayoría de la gente ha terminado por dar a este término. Tanto es así, que quizás actualmente sea el más usual. Sin embargo quiero reivindicar yo una vuelta a su significado primigenio. Éste es por ejemplo el que le valió a Marx decir que “Ser radical, es tomar las cosas por la raíz”. Opino yo que, efectivamente, la mejor manera de abordar los asuntos es la de ser radical, porque eso es afrontar la causa, el fundamento y la razón de los problemas.
Por ejemplo me considero radical, y no creo que la tan altamente valorada expresión de “en el término medio está la virtud” sea acertada por principio. No puede serlo, pues si lo fuera, la presencia frente a nosotros de cualquier fanático o de cualquier ignorante habría de llevarnos a aceptar que no tenemos del todo la razón y de que deberíamos encontrar el punto medio respecto a sus opiniones para un acuerdo.
No tenemos que llegar a ningún acuerdo con la ignorancia o el fanatismo. Por ejemplo en una entrada anterior de este blog mencioné a los creacionistas; ¿es que tengo que llegar a alguna clase de acuerdo con ellos? NO, radicalmente NO. Y como este hay otros miles de asuntos.
Existe una tendencia muy peligrosa en el seno de la progresía occidental a relativizar todas nuestras anteriores posiciones por considerar que podrían ser consideradas dogmáticas. Es cierto que han existido el imperialismo, el europeísmo (europa como centro del mundo), el antropocentrismo, el “socialismo real”, y un largo etcétera de centrismos y/o creencias de superioridad equivocadas. Pero ¿nos debe llevar eso a renunciar a defender nuestras convicciones? ¿tengo que aceptar que la ablación es una costumbre cultural respetable que practican otros pueblos?, o ¿tengo que aceptar que en la escuela pública se enseñen barbaridades acientíficas porque todavía un considerable porcentaje de la población siga bajo la influencia y el control de la amoral y corrupta Santa Madre Iglesia Católica Apostólica y Romana? Si no lucho contra ello con convicción y seguro de las razones que me amparan, el mundo no va a mejorar nunca.
Basta de relativismo moral y político. Hay cosas que están bien; hay cosas que son inaceptables. Debemos separar radicalmente unas de otras.

martes, 10 de febrero de 2009

Vergüenza de respirar su mismo aire

Autor JAVIER OLIVARESEluana Englano falleció por fin ayer 10 de febrero a las 20’30h.

Mientra el diario PÚBLICO titula esta noticia en su portada: Eluana gana la batalla de la muerte digna a Berlusconi, y sigue en el interior: Eluana muere antes de que los políticos decidan sobre su vida,

en el diario ABC, en cambio, titulan la misma noticia de la siguiente manera: Italia busca aclarar las dudas sobre la muerte de Eluana.

Nos dice el ABC:

El fiscal Antonio Biancardi y el médico Carlo Morschi se reunirán hoy para decidir sobre la autopsia que se practicará a Eluana Englaro, la italiana que murió ayer tras permanecer 17 años en estado vegetativo, informó la prensa italiana. En la reunión también participarán la policía y los carabineros, a quienes el fiscal ha delegado la misión de examinar el caso.
El neurólogo que seguía el caso de Eluana Englaro desde hace años, Carlo Alberto Defanti, afirmó ayer que la muerte de la joven se debió a "una crisis" que acabó con su vida "de improviso". Defanti añadió que no se esperaba la muerte de Eluana, ya que sólo habían transcurrido tres días desde que se interrumpió su nutrición.
El propio Defanti había previsto que la mujer viviría entre 12 y 14 días desde que se interrumpió su alimentación. Sin embargo, el portavoz de los senadores conservadores, Maurizio Gasparri, afirmó que la muerte fue "claramente" un caso de "eutanasia". Gasparri añadió que hace falta entender qué ha sucedido en la clínica "La Quiete" de Udine, donde permanecía ingresada Eluana, que, a su juicio, se puede llamar "la clínica de la muerte".
Otras voces se sumaron a la petición de esclarecer la muerte de la joven, como el neurólogo de la Universidad de Udine Giangluigi Gigli, que pidió que la clínica "La Quiete" sea precintada. Gigli pidió además un examen toxicológico para aclarar si alguna sustancia externa provocó la muerte.


¿Es que estos mierdas (y perdón, pero no tengo otra manera de mostrar mi indignación) hubiesen preferido para Eluana 14 días de agonía

Como digo en el titulo de esta entrada ¡Que asco me da respirar el mismo aire que estos desalmados!

Recomiendo leer el artículo de opinión de Fernando Soler Montes y Luis Montes Mieza, médicos del hospital Severo Ochoa de Leganés, en el diario PÚBLICO, donde abordan valientemente y sin complejos los temas de la muerte digna y la eutanasia.

El artículo se llama Eluana y el derecho a decidir.

sábado, 7 de febrero de 2009

Darwin y la evolución de la conciencia

Dentro de unos días se cumplirán 200 años del nacimiento de Charles Darwin (12 de febrero). Por otra parte, hace unas semanas, en un comentario en este mismo blog, alguien me animaba a abordar el tema de la conciencia humana. Pues bien, voy a intentar hablar de esos dos grandes temas: evolución y conciencia.

La importancia de la figura de Charles Darwin, y sobre todo la trascendencia de su descubrimiento en relación al mecanismo de la evolución de las especies, es innegable. La comprensión por parte del hombre de este mecanismo de la evolución natural, y la consecuente e inevitable aceptación de que la especie humana no es más que una rama del árbol general de las especies, cambió radicalmente la idea que el hombre tenía sobre sí mismo. Resulta sólo anecdótico que todavía haya personas que se empeñen en hablar de creacionismo. La especie humana sabe de sí misma cuál es su lugar y desde cuando está en este mundo. (También sabe, pero ese es otro asunto que abordaré algún otro día, qué es lo que está haciendo con este mundo).

Lo que sabemos del hombre actual:
El Homo Sapiens, no siempre sabio, ha existido en Europa desde hace unos 50.000 años, También se sabe que surgió en África hace unos 200.000 años. Por esas fechas debió nacer en ese continente una mujer conocida actualmente como la “Eva mitocondrial” de la que todos los humanos al día de hoy seríamos descendientes (es decir, que para desgracia de los racistas de este mundo, la totalidad de los habitantes de la Tierra, ya seamos blancos o negros, amarillos o aceitunos, somos algo así como primos lejanos).

Lo que sabemos de los grandes simios:
Tenemos un antepasado común con el chimpancé que vivió hace 7 millones de años, y una coincidencia en nuestro ADN de más del 98%. Nuestro antepasado común con el gorila vivió hace 10 millones de años; con ellos compartimos el ADN en un 97,7%. Vivió hace unos 20 millones de años nuestro antepasado común con el orangután con el que compartimos el 96,4% del ADN.
Así pues: la evolución ha existido; existe. No me voy a extender sobre ello.

La conciencia.
Es un hecho innegable que hay animales que muestran conciencia de sí mismos. Por ejemplo un chimpancé puesto ante un espejo se toca su propia frente si ve el reflejo de su figura con una marca extraña en ese lugar. Eso demuestra que es consciente de su unicidad, de su propia identidad. Pero es el hombre el único animal que muestra un nivel de conciencia superior consistente en ser consciente de la propia conciencia. Dicho de otra manera, el hombre es el único animal que sabe que sabe.

¿De dónde? ¿de cuándo surge esta capacidad?; es decir, ¿desde cuando se ha desarrollado ese nivel de conciencia secundaria en el hombre? El asunto, por lo que estoy investigando, dista mucho de estar resuelto y no hay acuerdo sobre ello. Una teoría es la del antropólogo Roger Bartra, del que estoy leyendo en estos días su obra “Antropología del cerebro”. Bartra habla de una especie de exocerebro (que yo me atrevo a equiparar aquí a una especie de “cerebro en red”) que sería de alguna forma el responsable del surgimiento y de la aceleración en la especie humana del mecanismo de la conciencia. Este exocerebro está relacionado con nuestro desarrollo cognitivo en un grupo social. Está basado en un tipo de plasticidad cerebral que hace que se terminen de desarrollar determinadas estructuras cuando nos relacionamos con un entorno rico en estímulos y demandas en un grupo de congéneres. De tal manera, ese desarrollo no se da en individuos que por alguna circunstancia han estado privados desde su infancia de esa relación. Este sería el caso de los niños salvajes criados en la naturaleza (aunque hay dudas de hasta dónde han existido realmente o cuánto hay de mito o engaño en los casos conocidos), o de los niños mantenidos en cautividad absoluta y privados por crueldad de esas relaciones sociales.

Me parece que en la teoría de Bantra, estos humanos privados de la relación social, no pueden en ningún caso llegar a desarrollar ese nivel de conciencia secundaria consistente en la conciencia de ser conscientes. Y esto es así porque eso forma parte de una capacidad del exocerebro, un producto del grupo social. Por lo pronto tengo que decir que me resulta muy atractiva esta teoría.

Si os habéis dado cuenta, estoy hablando de teoría de Bantra. Cuando hablé al principio de Darwin, evité hablar de teoría de la evolución. Si volvéis arriba veréis que el término que utilicé fue el de “descubrimiento”, y es que en relación al mecanismo de la evolución natural ya no hay ninguna duda. La evolución de las especies forma ya parte de la ciencia. En cambio, en relación al asunto de la conciencia y a la explicación de qué es exactamente y de dónde o cuándo se forma, no hay todavía sino teorías.

Pues nada, por último, y porque no quiero alargar demasiado esta entrada pues sé que eso echa para atrás a más de uno que consume Internet con aceleración, voy a hacer una doble reivindicación aquí y ahora.

En primer lugar, y como homenaje a Darwin, quiero hacer una reivindicación de nuestra animalidad. Deberíamos aceptar que nuestra naturaleza es en primer lugar animal. Creo que esto es necesario para llegar a un completo y sincero conocimiento de nosotros mismos, sin engaños del tipo de “yo fui creado a imagen y semejanza de un dios, y eso me hace muy especial; todo me está permitido”.

Pero en segundo lugar quiero hacer también una reivindicación de nuestra humanidad. Eso sí es lo que nos hace verdaderamente distintos; lo que nos ha convertido en los animales tan especiales que somos. Somos unos animales culturales, y en la cultura está todo lo grande y bello que como especie podemos hacer. También, desgraciadamente, está todo lo bárbaro y cruel que hemos demostrado saber hacer.

Salud.

lunes, 2 de febrero de 2009

viernes, 30 de enero de 2009

La Iglesia y sus símbolos; el laicismo y lo público

Hace ahora algo más de un mes tuve que pasar unos días ingresado en el Hospital Provincial de Córdoba. Quienes no lo conozcan han de saber que se trata de un hospital público del Servicio Andaluz de Salud. Afortunadamente no fue por nada grave, y de hecho ya estoy recuperando la completa normalidad.

Hago esta introducción para hablaros de un pequeño detalle que me pasó. Nada más tomar posesión de mi cama lo primero que me llamó la atención fue la presencia de un crucifijo presidiendo la habitación. En ese momento había otra persona en la otra cama y no quise sacar el tema. Hablar con él del crucifijo era ponerle en la incomodidad de, si es que era creyente, tener que admitir que ese símbolo religioso no debería estar ahí. Al día siguiente dieron el alta a mi compañero de habitación. Aproveché ese momento para esconder el crucifijo en el armario.

Poco más tarde trasladaron a otro paciente a mi habitación. Estoy seguro de que aunque fuera creyente no sintió ninguna incomodidad ante la ausencia de crucifijos. Es más, seguro que no pensó en ello: pues no había cruz a la vista, no hubo que pensar en ella. Si efectivamente él era creyente, o de los “muy creyentes”, es probable que llevara alguna cruz al cuello, o algún otro símbolo religioso en su cartera. Porque ese es el lugar donde deben estar los símbolos religiosos ¿no os parece?

Pero NO, no es así. Todavía tenemos que estar a estas alturas peleando para conseguir que la religión, que en este país es sobre todo la Iglesia Católica, abandone su imbricación con el estado y lo público (en el sentido de administración) y se desarrolle en el ámbito de lo privado, y en todo caso de la celebración de lo privado en público, pero sin ningún apoyo por parte del estado ni de los representantes políticos cuando actúan como tales.

¿No es una vergüenza que al nombramiento de un arzobispo en Sevilla el pasado 18 de enero acudieran tantas autoridades políticas? Sólo una muestra: el presidente del Congreso de los Diputados José Bono, el consejero de Economía y Hacienda de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, la alcaldesa de Córdoba Rosa Aguilar (tomad nota de que no estuvo el alcalde de Sevilla), y un largo etcétera. Estos políticos no acudieron a título particular, pues en ese caso se hubieran sentado entre el público “ordinario”, sino como autoridades.

Así pues, lo peor no es el crucifijo en las habitaciones de los hospitales públicos. Y si me apuráis, ni siquiera la presencia de autoridades políticas en los actos religiosos; en todo caso, esto es una muestra de lo que hay. Lo peor es lo que pasa, LO QUE TODAVÍA ESTÁ PASANDO, en la educación, EN LOS COLEGIOS PÚBLICOS.

Es una barbaridad absoluta que al día de hoy se esté enseñando como una asignatura más la tontería de que hubo un dios que creo el mundo en 7 días, y que sacó a la mujer de una costilla de Adán. Si alguien quiere enseñar eso a sus hijos que lo haga en casa. No se puede permitir decir semejante estupidez en el interior de un edificio destinado a la formación académica. Como muy bien queda expresado en una noticia aparecida en El País el día 6/12/2008, ¿cómo podemos esperar que conjugue un niño eso de los 7 días y la costilla con lo que se le enseña en la clase de ciencias naturales?

Os pongo aquí parte del texto de esa noticia porque me parece muy clarificador:

Virginia, una alumna de sexto de Primaria de un colegio concertado de Madrid, tiene ideas propias sobre el origen del hombre. "Al principio no había nada", narra esta niña, hija de profesionales liberales de creencias católicas. "Entonces se produjo el Big Bang. Y en ese momento apareció Dios. Primero creó al hombre y de su costilla, a la mujer. Los puso arriba. Creó después a los monos y los puso abajo. La teoría de Darwin dice que los monos evolucionaron hasta alcanzar al hombre. Se juntaron y hasta hoy".

Esta niña intenta conciliar desde sus 12 años las dos explicaciones opuestas que recibe en el colegio sobre el origen del universo. Por un lado, estudia en clase de religión católica la creación como la narra el Génesis. El profesor se basa en el libro de texto de la editorial Edebé, una de las más populares del sistema educativo. Por otro, atiende a la explicación sobre la evolución de las especies en clase de conocimiento del medio. No sabe cuál de las dos versiones es la verdadera y las armoniza como puede.

Pero Virginia, si no aclara conceptos, suspenderá la asignatura que no es opcional, la de ciencias. Por esta razón son muchas las voces que piden que las doctrinas confesionales salgan de las aulas. Entre ellas la del teólogo y profesor de religión Luis Guridi, fundador de la Asociación Nacional de Profesores de Religión, que agrupa a enseñantes de signo progresista. "Muchos profesores no se creen lo que están enseñando. Pero no se atreven a cuestionarlo. Y generan tremendas confusiones en el alumnado. Es lamentable porque estamos hablando de niños".


Creo que los enseñantes (y alguno habrá que lea este blog), tienen un papel importantísimo en el cambio de la mentalidad y de los comportamientos en relación con lo religioso. Lo primero que hay que hacer es reivindicar la laicidad total en la educación pública. Luego se andará el resto del camino, que sin duda es largo.

Quiero dejaros aquí el enlace a un blog llamado Escuela Laica en Córdoba.

También un enlace a la página web de Europa Laica

En esta página se hacen eco, entre otras noticias, de la celebración el pasado 24 de enero de la V Jornada Laicista. Y para que comprobéis que hay “políticos” y “políticas” sabed que mientras José Masa Díaz, alcalde de Izquierda Unida en el ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid, participó y presidió la celebración en su municipio de esta V Jornada Laicista, nuestra Rosa (de tantas espinas) no deja de participar y/o presidir actos religiosos como el ya mencionado del nombramiento del Arzobispo de Sevilla y tantos otros (en Semana Santa, romerías, etc), ni deja de poner nombres de curas en nuestro callejero eliminando otros de tanta solera como era el de “La Paja”.

En fin, ¿tenemos lo que nos merecemos? ¿Cuándo nos libraremos de esta cruz?


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Quizás os hayáis fijado que desde hace unos días he emplazado en la zona de la derecha de este blog un enlace a una campaña sobre la Separación Iglesia-Estado (en la web de laicismo.org). Parece que provisionalmente no funciona. Voy a esperar unos días para ver si se soluciona. Si funcionara, podéis suscribirla si estáis de acuerdo con ella.

jueves, 22 de enero de 2009

Obama ¿hay motivos para la esperanza?

No sé si los hay; los motivos digo. Lo que sí constato es que hay esperanza. Me he dado cuenta de que muchos izquierdosos en este país quieren creer que un presidente del imperio puede hacer que las cosas mejoren. Y hasta confieso que yo mismo me dejo resbalar por esa cómoda y tranquilizante idea.

No hay duda de que Obama es un presidente muy distinto a los habidos hasta ahora. Ni siquiera Clinton pudo despertar las mismas simpatías. No en vano Obama es el primer presidente negro, y eso algo debe comportar. Pero es que además Obama tiene un pasado que lo liga a ciertos movimientos sociales. Por otra parte, su padre nació en Kenia, y él no se avergüenza para nada de ello.

En su discurso de toma de posesión, que he leído íntegramente, hay un tono muy diferente a por ejemplo el discurso de Bush (que también he leído ahora para hacer la comparación). En ese discurso, que unos 12 millones de personas en España siguieron en directo en algún momento, hay palabras como las que siguen.
No dejan de ser palabras en un discurso protocolario, pero las palabras que han sido pronunciadas, al menos no podrán ser negadas.

“Nuestra economía está gravemente debilitada, como consecuencia de la codicia y la irresponsabilidad de algunos (…)”

“Hoy nos reunimos porque hemos elegido la esperanza sobre el temor, la unidad de propósitos sobre el conflicto y la discordia. Hoy hemos venido a proclamar el fin de las quejas mezquinas y las falsas promesas, de las recriminaciones y los dogmas caducos que durante demasiado tiempo han estrangulado a nuestra política.”

“Lo que no entienden los cínicos es que el terreno que pisan ha cambiado y que los argumentos políticos estériles que nos han consumido durante demasiado tiempo ya no sirven.”

“ (…) pero esta crisis nos ha recordado a todos que sin vigilancia, el mercado puede descontrolarse y que una nación no puede prosperar durante mucho tiempo si favorece sólo a los ricos.”

“(…) trabajaremos sin descanso para reducir la amenaza nuclear y hacer retroceder el fantasma de un planeta que se calienta.”
Aunque inmediatamente prosigue con: “No vamos a pedir perdón por nuestro estilo de vida, ni vamos a vacilar en su defensa, (…)”

“(…) no nos podemos permitir más la indiferencia ante el sufrimiento fuera de nuestras fronteras, ni podemos consumir los recursos del mundo sin tomar en cuenta las consecuencias. Porque el mundo ha cambiado, y nosotros tenemos que cambiar con él.”

“Somos una nación de cristianos y musulmanes, judíos e hindúes, y de no creyentes.”

En cambio, en el discurso de la 2ª toma de posesión de George W. Bush se respiraba un espíritu guerrero e imperialista que no podía cuadrar con los ideales bajo los que teóricamente se pronunciaba. Todo fue dicho en nombre de la libertad, pero sabemos en qué ha consistido esa libertad para los demás.

¿Qué os parece esta frase de su discurso?:

“Han visto la dedicación y la lealtad en los rostros resueltos de nuestros soldados. Han visto que la vida es frágil, la maldad es real y la valentía triunfa. Decidan ponerse al servicio de una causa superior a sus deseos, superior a ustedes mismos, y en su vidas contribuirán no sólo a la riqueza de nuestro país, sino a su carácter.”

En fin, me vais a permitir un: ¡Váyase a la mierda Sr. Bush! De mi parte, un sentido zapatazo.

Respecto a Obama: consintámonos un poco de esperanza. Al menos las cosas no empeorarán al mismo ritmo que lo han hecho hasta ahora ¿no os parece?