martes, 27 de septiembre de 2011

¡Qué injusta es la muerte a deshoras!

Todos nos iremos. Pocas cosas hay tan seguras como que algún día, irremediablemente, se apagará nuestra luz. Sin embargo, ¡qué injusto que a veces ocurra a destiempo!

Hoy se apagó la luz de mi buen amigo Pepe Ángel.

Pepe era muchas cosas; por encima de todo, luminoso. A su lado todo era más alegre y liviano. Él me ayudaba a librarme de la pesadez y oscuridad del mundo.


Ahora todo está un poco más oscuro sin él.


¡Qué triste ver cómo nos vamos yendo!