sábado, 21 de agosto de 2010

¿Qué valen los árboles?

Que quede claro que cuando digo valor no digo precio. En este mercantilizado sistema estamos demasiado habituados a confundir valor con precio. Si me refiero al valor del árbol, al valor de los árboles, quiero referirme a lo que suponen para nosotros, a lo que nos dan, incluso a lo que nos quitan.

Todo el mundo sabe que los árboles:
  - purifican el aire fabricando oxígeno y eliminando CO2,
  - actúan, según su disposición, como barreras contra el ruido,
  - nos ayudan a ahorrar energía refrescando el ambiente en verano (según su tamaño se habla de una labor equivalente a hasta 30 aparatos de aire acondicionado),
  - protegen del viento y del frío en el invierno, de la lluvia durante un aguacero,
  - favorecen la creación de espacios íntimos protegiendo la privacidad de nuestras casas,
  - nos reconcilian con la naturaleza
  - crean, en definitiva, unas condiciones más naturales y favorables a la habitabilidad, a la sociabilidad. ¿Acaso no se está mucho mejor en una calle arbolada? ¿no se conversa y se vive mucho mejor bajo un árbol?

A pesar de todos estas cualidades, es harto frecuente comprobar cuan poco son valorados los árboles cuando su existencia entra en conflicto con “el cemento”. Todavía hay una gran cantidad de personas que creen que cualquier progreso, entendido como cemento, hormigón, asfalto, es más valioso que un árbol. Para ellos el hormigón vale mucho, un árbol no cuesta casi nada. Se planta cuando es pequeño y vale poco (quieren decir: cuesta poco) o incluso cuando es semilla (en ese momento no vale nada: no cuesta nada), y sólo es cuestión de esperar.

A menudo los ayuntamientos, por muchas razones, caen en esta misma actitud. La razón principal de ello no es otra que la comodidad. No creo que técnicos bien formados desconozcan todos esos valores de los árboles. Lo que ocurre es que para cualquier proyecto es siempre mucho más fácil hacer tabla rasa (en este caso talar) y poder comenzar desde cero, disponer de una blanca e inmacualda página en blanco.

Esta tendencia a la tabla rasa es algo que nos tienta a todos a menudo. Bregar con lo que hay, contemplar todo, conservar lo que haya que conservar y tener que buscar soluciones complejas da mucho trabajo. Por eso es tan frecuente que arquitectos, ingenieros, etc, tracen sus líneas sobre los planos, hagan dibujos perfectos y luego trasladen a los operarios esta orden: “lo que esté fuera de estas lineas, se elimina”.

Los vecinos de mi calle nos hemos rebelado contra ello. Sabemos, por supuesto, que sólo se trata de una pequeña revuelta que en sus efectos no cambiará el balance global de CO2 ni afectará al imparable (al parecer) cambio climático. Pero sí que va a afectar, y mucho, al ambiente en nuestra calle, al lugar donde vivimos.

El jueves 18 de agosto a las 8 de la mañana se presentaron en la calle Marquesa de Valdeiglesias los operarios de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Córdoba con sus motosierras y demás instrumentos. Mientras los vecinos limpiábamos nuestras legañas, talaron, cortaron e hicieron cachitos dos estupendos plátanos de sombra de unos 40 años de vida. Pero cuando pararon a desayunar ya se había organizado espontáneamente nuestra respuesta. Un grupo, muy reducido en un principio, pero por lo mismo, muy decidido, nos encadenamos al tercero de los árboles que pretendían talar. Lo que pasó a continuación durante esa mañana y la de ayer viernes ya está haciendo historia en esta amodorrada ciudad. Lo podéis ver en los enlaces que os pongo más abajo.

Por ahora hemos conseguido que la tala se pare, y que el concejal de Medio Ambiente se haya comprometido a estudiar con técnicos de EMACSA (la empresa de aguas responsable de la zanja que se está abriendo en la calle y origen del conflicto) y de Parques y Jardines, una nueva solución para nuestra calle que salve el máximo número posible de árboles, y que en todo caso el proyecto de sustitución de esta especie por otra sea abordado a largo plazo de tal manera que no nos quedemos sin árboles de sombra en ningún momento.

No sé cómo acabará todo esto, pero ahora mismo, al día de hoy, me siento muy contento porque he comprobado cómo la acción decidida de unos pocos puede dar bonitos frutos.

Dicen que otro mundo es posible. Aquí en Córdoba es ese precisamente un lema que gusta repetir a estos que gobiernan nuestra ciudad, aunque son ellos los que constantemente se encargan de hacernos perder todas las ilusiones.


En cualquier caso tengo muy claro que conseguir que el mundo sea mejor depende de lo que hacemos y dejamos de hacer. Por lo que a mí me toca, de lo que hago y de lo que dejo de hacer. El pasado jueves, fue espontáneo, no planificado, pero no pude dejar de atarme a un árbol (que habría corrido la misma suerte de este que aquí veis) para intentar mantener un poco de sombra sobre este trocito de mundo donde yo vivo.


Enlaces:
Noticia viernes 20 en diario CÓRDOBA :
  Tres vecinos se encadenan a un árbol para impedir que sea talado
Noticia viernes 20 en El DÍA de Córdoba
  Los vecinos de Fleming se atan a varios árboles para impedir su tala
Noticia viernes 20 en ABC de Córdoba
  No sin mis árboles

Noticia sábado 21 en diario CÓRDOBA
  Los vecinos logran el ´indulto´ de algunos árboles de Fleming
Noticia sábado 21 en EL DÍA  de Córdoba
  Emacsa estudia el plan de actuación en Fleming para reducir la tala de árboles
Noticia sábado 21 en ABC de Córdoba
  El alcalde justifica la tala de árboles por el riesgo de caídas

miércoles, 4 de agosto de 2010

Planeta enfermo y alternativa

 
El mundo está sufriendo de fiebre debido al cambio climático, y la enfermedad es el modelo de desarrollo capitalista

Evo Morales, presidente de Bolivia, septiembre de 2007


Se está moviendo la cosa en España. Se habla en estos días de la puesta en marcha de un proyecto político consistente en la creación de un nuevo partido verde, o más en concreto de la reunión en un bloque común de todos los partidos y movimientos verdes existentes en la actualidad.

La configuración de una nueva y única formación verde en España está cada vez más cerca, y parece que lo puede hacer en torno a la figura de Juan López de Uralde, hasta ahora director de Greenpeace.

La Coordinadora Verde, que desde 2008 lleva autodefiniéndose como la plataforma de unidad de las bases de las distintas sensibilidades verdes, al igual que López de Uralde, promueve un modelo similar al de la confederación francesa Europe Écologie, dirigida por el líder ecologista europeo Daniel Cohn-Bendit.

¿Pasará como con Mendiluce? ¿Será este proyecto flor de un día?

Para reflexionar un poco sobre el ecosocialismo, reproduzco un breve fragmento de la Declaración Ecosocialista de Belem, del año pasado, y os animo a leerla completa. Se hace en unos minutos


La elección de la humanidad

La humanidad se enfrenta hoy a una dura opción: ecosocialismo o barbarie.

No necesitamos más pruebas de la barbarie del capitalismo, el sistema parasitario que explota a la humanidad y a la naturaleza por igual. Su único motor es el imperativo del beneficio y, por tanto, la necesidad de constante crecimiento.

Crea de forma derrochadora productos innecesarios, malgastando los recursos limitados del medio ambiente y devolviéndole al mismo tan sólo toxinas y contaminantes. Bajo el capitalismo, la única medida de éxito es cuanto más se vende cada día, cada semana, cada año implicando la creación de enormes cantidades de productos que son directamente perjudiciales para los seres humanos y la naturaleza, mercancías que no pueden ser producidas sin la propagación de enfermedades, la destrucción de los bosques que producen el oxígeno que respiramos, la demolición de los ecosistemas y el tratamiento de nuestra agua, aire y suelo como las cloacas para la eliminación de residuos industriales.

La necesidad capitalista de crecimiento existe en todos los niveles, desde la empresa individual al sistema en su conjunto. El hambre insaciable de las corporaciones se ve facilitada por la expansión imperialista en busca del acceso cada vez mayor a los recursos naturales, la mano de obra barata y nuevos mercados. El capitalismo ha sido siempre ecológicamente destructivo, pero en nuestro tiempo las agresiones a la tierra se han acelerado. El cambio cuantitativo está dando paso a la transformación cualitativa, conduciendo al mundo a un punto de inflexión, al borde del desastre. Un creciente cuerpo de investigación científica ha identificado muchas formas en que los pequeños aumentos de temperatura podrían desencadenar efectos irreversibles y galopantes -como el rápido deshielo de la placa de hielo de Groenlandia o la liberación de metano enterrados en el permafrost y debajo de los océanos- que harían el catastrófico cambio climático inevitable.

(...)

Texto completo de la DECLARACIÓN ECOSOCIALISTA DE BELEM
(enero-2009)

domingo, 1 de agosto de 2010

Saber mentir

¿Es bueno saber mentir? ¿Es imprescindible mentir alguna vez?

La casualidad me ha hecho ver casi seguidas dos películas que me han dado a pensar sobre esta cuestión. La primera la vi hace un par de noches en el cine de verano. (Por cierto, en Córdoba el cine de verano sí que debería ser declarado Bien de Interés Cultural y establecerse alguna fórmula de protección para que no desaparezca ninguno más de los cuatro cines que aún nos quedan). El título de esta primera película a la que me refiero es “La vida privada de Pippa Lee”. Su directora, Rebecca Muller, y la actriz principal Robin Wright Penn a quien yo conocía por su intervención en “Nueve vidas” de Rodrigo García.

A lo que voy; en esta película hay un momento en que el personaje femenino principal está manteniendo una conversación tipo “primeras confesiones” con un chico bastante más joven que ella (papel que desempeña Keanu Reeves) y le pregunta por cuáles son sus defectos. Éste permanece callado con una mirada un tanto misteriosa, o también quizás como de haber sido pillado in-fraganti. Tras estos segundos de expectación ella dice; “ya sé, no sabes mentir”.

La otra película la vi al día siguiente en la tele. Su título: ”La prueba” (The recruit). En ella intervienen Al Pacino, cuyo papel es el de una especie de entrenador de la CIA, y Collin Farrel, que hace de agente en formación. Durante toda la peli se habla frecuentemente del arte de mentir. Se repite a menudo la expresión “nada es lo que parece”, o más claramente aún: “recuerda que nada es lo que parece”.

Es verdad que la mentira en esta película es una mentira muy profesional, es la mentira que debe aprender a dominar el agente de la Cía, la mentira del espía. Pero también durante el desarrollo de la historia se hace importante la práctica de una mentira más personal, una mentira relacionada con los sentimientos. Y es que el argumento quiso que dos agentes en formación, hombre y mujer, además de enamorarse recíprocamente, sean manipulados por sus jefes para que desconfien el uno del otro y cada uno crea que es el otro quien miente.

Es una cuestión sobre la que he pensado en bastantes ocasiones a lo largo de mi vida, y es que si es cierto que la mentira es una arte, yo sólo he aprendido, y con mucho esfuerzo, lo básico para sobrevivir. Ya deberíais saber los que me seguís que me considero, al menos en un cierto sentido, un idealista empedernido. Que creo, quizás indebidamente, en el poder siempre benefactor y sanador de la verdad. Por ejemplo, respecto a mí, siempre preferiré que se me diga la verdad cruda antes que una mentira piadosa.

Desgraciadamente también he aprendido que no se puede ir por este mundo siempre a pecho descubierto, y que si no aprendes a mentir un mínimo, serás demasiado frágil para el juego. La clave está en controlar ese mínimo, y en poner a trabajar, siempre que se pueda, a la verdad sanadora.

Opino, efectivamente, que la verdad nos hace libres, y que como canta Atahualpa Yupanki, ... nos entra al corazón, se queda y no se va más.

Atahualpa Yupanqui - La pura verdad
(última canción que grabó)