El refranero popular es bastante sabio en relación con las cosas prácticas, las cosas reales de la vida.
Yo no niego que haya gente a la que le gusta creer en la existencia de otra vida tras la muerte, o en la posibilidad de un regreso a ésta tras una supuesta reencarnación (en otro cuerpo de animal o persona). En fin, no niego que haya gente que se eche todo tipo de pajas mentales alimentadas por la religión para combatir la ansiedad que les provoca la muerte. Pero sinceramente, yo no creo que lo crean de verdad.
Cualquiera con mínimos estudios y mediana formación sabe en su fuero interno que no hay nada tras la muerte. Eso no quiere decir que nos tengamos que angustiar por ello.
La lectura en estos días de una obra de Emilio Lledó sobre la filosofía de Epicuro titulada precisamente "El epicureismo" me ha hecho recordar mi primera aproximación, allá por los lejanos años de mi bachillerato, a esta forma tan práctica de entender la vida.
Frente a las elucubraciones filosóficas de Platón y de Aristóteles, que siempre me costó entender (sobre todo las del primero), el pensamiento de Epicuro me resulta auténtico. Y quiero decir: real, veraz, pensamiento sobre la vida misma, en ausencia total de "pajas mentales".
Según el llamado tetraphármakos de Epicuro:
- La divinidad no es de temer
- La muerte es insensible
- El bien (la felicidad) es fácil de alcanzar
- El mal (el dolor) es fácil de soportar
3 -> FELICIDAD. El timorato, el angustiado por la muerte, el creyente, se mostrará siempre incapaz de alcanzar la felicidad en este mundo. Todo queda pospuesto para esa supuesta vida eterna tras la muerte. En cambio para los sabios, y me refiero a los que saben aplicar la sabiduría a la vida, la gozosa felicidad sólo es de este mundo y es fácil de alcanzar cuando se distinguen los deseos vanos de los deseos naturales y necesarios para (1) evitar el dolor y (2) lograr la felicidad.
2 -> MUERTE. Respecto a la muerte: "... no es nada en relación a nosotros. Porque todo bien y todo mal está en la sensación; ahora bien, la muerte es privación de sensación". O lo que es lo mismo: cuando tú estás, la muerte no llega; cuando la muerte llega, tú ya no estás. Así que no deberíamos preocuparnos por ella.
1 -> DIOS. Aquí voy más allá que Epicuro. No es que no haya que temer a la divinidad; es que dios no existe. Dios existe sólo si así lo queremos. Los dioses fueron creados a imagen y semejanza de los hombres, y fueron creados para explicar el mundo cuando el mundo no podía todavía ser explicado por el conocimiento. No es que ya tengamos respuesta para todo, pero sí la tenemos para Dios. Dios es una creación de nuestra mente. Si sólo sirve para atemorizarnos o para postergar nuestro acceso a la felicidad, acabemos con él y gocemos aquí y ahora.
Ahora bien, el hedonismo, la reivindicación del placer en esta vida, no debe ser confundido con el egoísmo.
No me extenderé sobre ello, pero en mi opinión no es posible alcanzar el placer y la felicidad al margen y/o por encima de nuestros semejantes.
No hay felicidad posible sin amor, sin amistad, sin solidaridad.
Como dijo Pablo Milanés:
La vida no vale nada
si no es para perecer
porque otros puedan tener
lo que uno disfruta y ama.
[...] La vida no vale nada
si escucho un grito mortal
y no es capaz de tocar
mi corazón que se apaga.
Os dejo con su canción (en realidad el LP completo)