Un par de definiciones previas:
El término
desarrollo en el
DRAE:
“Evolución progresiva de una economía hacia mejores niveles de vida”
En la
Wikipedia:
“El desarrollo económico es la capacidad de países o regiones para crear riqueza a fin de promover y mantener la prosperidad o bienestar económico y social de sus habitantes”.
Frecuente e interesadamente se sigue confundido desarrollo con
producto interior bruto. Lo cierto es que el PIB es sólo
una medida agregada que expresa el valor monetario de la producción de bienes y servicios finales de un país durante un período determinado. Se trata de la macromagnitud por antonomasia de la ciencia económica y ha sido usada frecuentemente como una medida del bienestar material de una sociedad.
Esto, que ha sido siempre una barbaridad conceptual, está siendo totalmente rechazada al día de hoy como índice real de desarrollo por cualquier economista crítico. Sólo basta saber que las catástrofes, ya sean naturales o no (por ejemplo terremotos o accidentes nucleares) pueden dar lugar a crecimiento del PIB por el hecho de que sólo se contabilizan las actividades industriales de reconstrucción pero no la destrucción neta de activos.
Por otra parte, nunca se ha contabilizado el capital natural. La falacia del desarrollo ha llevado a hablar por ejemplo de la “producción petrolífera” (cosa que hemos asumido todos con pasmosa naturalidad) cuando de lo que se debería haber hablado siempre es de la “extracción petrolífera”.
Pareciera como si verdaderamente hubiéramos estado produciendo energía con el petróleo, cuando lo que llevamos haciendo desde hace varios siglos es extrayendo la energía almacenada en forma fósil que llegó a la tierra durante muchos millones de años de su único origen real, el sol.
Tampoco se contabilizan para el cálculo del PIB cosas tan evidentes como la auto-producción y el auto-consumo, es decir las riquezas producidas y consumidas en el propio interior de los hogares como las verduras de nuestra huerta o las actividades domésticas.
Otra
falacia, ésta más reciente, es la del concepto de "
desarrollo sostenible", que inventara Gro Harlem Brundtland en su famoso informe para la ONU de 1987:
Nuestro Futuro Común.
No hay posibilidad de desarrollo continuado, ya sea sostenible o no sostenible, porque el planeta es finito. Esto es una verdad físico-matemática.
Lo que procede es reinventar de una vez por todas el concepto de desarrollo y dejar ya de entenderlo como desarrollo económico, esto es, de bienes, y empezar a entenderlo como un desarrollo humano más relacionado con servicios y expectativas de desarrollo personal, con logro de la felicidad, con experimentar la plenitud emocional, con alcanzar las máximas libertades, etc, etc.
Muy recientemente (de hecho hace muy poco, pues fue el pasado día 2 de noviembre), ha visto la luz el Informe sobre Desarrollo Humano 2011 del PNUD, en adelante DHR2011.
En este informe, subtitulado
“Sostenibilidad y equidad: Un mejor futuro para todos” (
pdf 5,3 Mbs), se afirma que
“el desarrollo humano tiene que ver con la expansión de las libertades y las capacidades de las personas para llevar el tipo de vida que valoran y tienen razones para valorar”.
También, que el desarrollo de la generación actual no puede construirse sobre la limitación al desarrollo de las generaciones futuras:
“valoramos la sostenibilidad porque las generaciones futuras debieran tener al menos las mismas posibilidades que las actuales”.
Por ejemplo, a menudo olvidamos lo radicalmente injusto que es el hecho de estar dejando una hipoteca de miles de años a las generaciones futuras en forma de “mierda nuclear”.
Igualmente afirma el DHR2011 que el desarrollo de determinados grupos sociales no puede construirse sobre el hurto de las posibilidades de desarrollo de otros grupos sociales, ya sean de otros países o territorios, de otras razas, de otro género, de otro nivel cultural, económico, etc.
Es el concepto de
equidad o de justicia social. Como dice el informe:
“todos los procesos que no son equitativos son injustos: las oportunidades de todas las personas de llevar una mejor vida no debieran verse restringidas por factores que escapan a su control”.
Así pues, dejemos ya de utilizar, y exijámoslo así a nuestros políticos y economistas, el índice del PIB por totalmente engañoso, y empecemos a utilizar otros índices más reales como son:
- el IDH (índice de desarrollo humano), que es el que utiliza el PNUD,
- el coeficiente Gini, que mide la desigualdad en el reparto de la riqueza en los países
- el índice de desigualdad de género (también utilizado por el PNUD), que mide el grado de igualdad entre mujeres y hombres en las sociedades
- el índice de felicidad
- etc, por inventar
Tenemos que aprender a...
VIVIR MEJOR CON MENOS
Más pronto que tarde va a resultar inevitable.