jueves, 4 de octubre de 2012

Nuestra decadente clase política

Me ha encantado leer el auto del Juez Pedráz hecho público esta misma mañana en el que archiva la causa contra los 8 imputados por promover presuntamente las movilizaciones del 25-S que pretendían de forma simbólica, "rodear" el Congreso de los Diputados.

A veces la justicia nos da una alegría.


Dice entre otras cosas el auto del juez:

Y, desde luego, el hecho de convocar bajo los lemas de "rodear, permanecer de forma indefinida …, exigir un proceso de destitución y ruptura del régimen vigente, mediante la dimisión del Gobierno en pleno, disolución de las Cortes y de la Jefatura v del Estado, abolición de la actual Constitución e iniciar un proceso de constitución de un nuevo sistema de organización política, económica o social" en modo alguno puede ser constitutivo de delito, ya no solo porque no existe tal delito en nuestra legislación penal, sino porque de existir atentaría claramente al derecho 7 fundamental de libertad de expresión, pues hay que convenir que no cabe prohibir el elogio o la defensa de ideas o doctrinas, por más que éstas se alejen o incluso pongan en cuestión el marco constitucional, ni, menos aún, de prohibir la expresión de opiniones subjetivas sobre acontecimientos históricos o de actualidad, máxime ANTE LA CONVENIDA DECADENCIA DE LA DENOMINADA CLASE POLÍTICA

(las mayúsculas son mías).

Y digo yo: ¡OLE tus huevos, Santiago Pedraz! Hoy brindaré a tu salud


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