Confieso que en mi caso, particularmente, no es necesaria la presencia de imágenes escabrosas para producirme ese efecto del que os hablo. A veces son suficientes unas palabras, un texto, lo que hay tras esa hilera de signos gráficos.
El miércoles pasado leía el diario PUBLICO mientras comía el menú del día en un bar (y no es licencia poética: eran garbanzos). En este diario hay una sección muy atractiva que se llama “Ojo público”, compuesta por una fotografía de gran tamaño y un breve comentario en texto. La de ese día fue la que os muestro más abajo.
Es una fotografía trabajada; es una pose. El fotógrafo ha dispuesto intencionadamente, ha creado una composición artificial con dos niños y unos cuantos objetos ¿cuántos? Quizás 20; no más. Se podría decir que no es especialmente artística esta foto. No, no lo es. Sólo hay una imperceptible elevación del objetivo de la cámara (del punto de vista del observador) que nos hace ver la situación desde una cierta distancia creada con intención. Y lo consigue ¡Qué lejos estamos de ellos!
Más que esta fotografía y su sencilla composición, el breve pero afilado texto de Antonio Avendaño fue el que hizo removerme incómodo en mi asiento.
¡Cuántos hay que poseen tan poco, y cuánto, en cambio, poseen algunos pocos!
Foto:UNICEF
Mozambique // Los hermanos Paulino y Laura forman una peculiar sociedad en comandita.
Objeto social: echar peonadas.
Bienes de equipo: una azada y dos envases de plástico.
Bienes de consumo duradero: un paraguas, cuatro platos, seis vasos, dos cucharas y dos esteras.
Bienes inmuebles: una choza.
Cash flow: cero.
Proyectos societarios a corto plazo: comer una vez al día.
A medio plazo: Paulino, seguir en la escuela; Laura, volver a ella.
A largo plazo: no morir de hambre.
ANTONIO AVENDAÑO
El decrecimiento es lo más sensato.
ResponderEliminarEl nombre de una vieja película en particular ha venido resonando en mi cabeza desde hace unos 2 años hasta estos días. Esa película es Mad Max, protagonizada por Mel Gibson, que trata de un futuro en el que se han agotado todas las reservas de petróleo.
Francamente "pica" ver la imagen y leer el texto de Antonio Avendaño.Ya se sabe... "quien se pica ajos come".
ResponderEliminarQué hacer, como encajar el reconocimiento de que todos somos seres humanos con la misma dignidad e iguales derechos, en teoría, pero que en la práctica unos pocos tenemos, que no somos, cultura refinada y unos bienes materiales en abundancia mientras muchos, la mayoría, apenas si les llega a pensar cómo llenarse el estómago y cómo defenderse de sufrir violencia, enfermedades, engaños, humillaciones,...
Se me ocurre que además de lavar la conciencia apadrinando un niño o hacernos socios de Intermón (por desgracia esto es mejor que nada) el punto de partida es tener una actitud crítica y honesta. No autoengañarse, estamos inmersos en un sistema profundamente injusto y no podemos evitar no participar de él, pero hay que tener claro que no nos identificamos con él.
Este es solo el punto de partida, no es,en absoluto suficiente, pero sí es necesario.
El punto de partida pasa por sentir que se rechaza el sistema, el siguiente paso es ser coherentes. Cuando se vota, cuando se compra, cuando se usan transportes, etc.
ResponderEliminarHe estado leyendo un artículo sobre el decrecimiento y ciertamente tenemos que movernos en esta dirección.
Grama
Gracias a "Anónimo" y a "Grama" por vuestros comentarios. Reconforta saber que somos más de uno (en realidad sé que somos muchos) los que pensamos que el sistema no es justo, y que poco a poco, o como sea, habrá que cambiarlo para desterrar la desigualdad y la injusticia. Y mientras tanto, efectivamente, la actitud mínima adecuada es la de ser críticos y coherentes.
ResponderEliminarSalud