domingo, 2 de noviembre de 2008

Más lectura, ¡MÁS MADERA!

Retomo este cuaderno después de algo más de un año de abandono. Con ese atractivo que tienen los cuadernos (casi) en blanco, y con ese olor a nuevo que todavía conserva, pues no ha sido abierto prácticamente, me decido a transcribir aquí algunos pensamientos.

Nada hay nuevo bajo el sol, y ningún supuesto dios creó nada desde la nada. Yo, desde luego, tampoco. Me propongo ir llenando estas páginas con los comentarios que se me ocurrirán tras leer lo que antes otros han escrito, escuchar lo que otros han dicho o ver lo que otros han hecho.

La primera anotación de esta segunda etapa de mi “cuaderno del sur” se ha inspirado en la relectura del libro de Marguerite Yourcenar: “Memorias de Adriano”. En un domingo otoñal como el de hoy, y después de pasear indolentemente mi dedo índice por las estanterías de mi biblioteca, me decidí a rescatar este libro para darle nueva vida por un rato. Tras no más de 15 páginas me encontré con esta frase:

“Como todo el mundo, sólo tengo a mi servicio tres medios para evaluar la existencia humana: el estudio de mí mismo, que es el más difícil y peligroso, pero también el más fecundo de los métodos; la observación de los hombres, que logran casi siempre ocultarnos sus secretos o hacernos creer que los tienen; y los libros, con los errores de perspectiva que nacen entre sus líneas”.

Este pensamiento me pareció de una sencillez y a la vez una profundidad tal, que me movió enseguida, como hago tantas veces, a anotarlo en un trozo de papel. Luego, esto me pareció insuficiente, y me decidí a comentarlo aquí.

Tres fuentes tiene la construcción del conocimiento y de la sabiduría: el estudio de uno mismo, el estudio de los demás (en el sentido más amplio) y la lectura. Habrá quien incluso llegue a considerar la lectura como un posible compendio de los tres. Se me hace que esto se asemeja a esa falacia cristiana del “tres en uno”. Pero no, no acepto que sea así.

Soy un gran defensor de la lectura. Por cierto, en estos días ando leyendo dentro de las actividades de un club de lectura en mi biblioteca, la obra “Metáforas de la lectura” de Víctor Moreno. Pero aunque la lectura es tantas cosas, como dice un poco más abajo el mismo Adriano (¿o es Yourcenar quien lo dice?):

“mucho me costaría vivir en un mundo sin libros, pero la realidad no está en ellos, puesto que no cabe entera”.


La realidad no puede caber entera en los libros; se sale de ellos, se desborda. Eso sí, lo que leemos en los libros nos permite ver la realidad con nuevos ojos y descubrir más mundo en el mundo que antes conocíamos. De alguna manera, nuestro mundo se ensancha con cada libro leído.

Así que: ¡más madera!

5 comentarios:

  1. En cierta manera, debe hacerse la lectura con la finalidad de tomar notas.
    Una vez leí que la lectura de un buen libro es un dialogo en que el libro habla y el alma responde...
    Autor; no me acuerdo.

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  2. También recuerdo otro epitafio que dice, "la lectura es el viaje de los que no pueden tomar el tren".

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  3. Habrá que escoger bien las lecturas que sino después decimos que nos engañan.

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  4. Hola, no nos conocemos, o tal vez de vista de haber ido por alguna biblioteca de Córdoba, y sólo me gustaría decir, al hilo de estos comentarios, que la lectura de este blog incipiente y los comentarios que los lectores dejen parece seguro que se va a convertir en un estupendo viaje (y difiero un poco del epitafio, leyendo podemos elegir mejor qué tren tomar ;)). Muchas gracias por el circular, ha sido una agradable sorpresa.

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  5. Los libros amplían la vida, la desbordan, la enriquecen con múltiples matices ¡Qué sería de mi vida sin los libros!

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