viernes, 4 de mayo de 2012

2ª idea tras la lectura de "Ingenuidad aprendida"

Este post es continuación de otro de fecha 26 de abril. En aquel dejaba pendiente desarrollar una segunda idea de entre las que me surgieron tras la lectura de “Ingenudiad aprendida” de Javier Gomá.

Si la primera idea tenía que ver con la posibilidad o imposibilidad de construir una Ética, esta segunda idea tiene que ver con la opinión que me he hecho sobre la existencia o no de la Verdad, o sobre, lo que es otra forma de decirlo, la posibilidad o no de alcanzar certezas.

Habla Gomá en su libro de un “universalismo igualitario”, una especie de igualdad que impregnaría a toda la humanidad. Esta igualdad se habría hecho más evidente tras el proceso de individuación y liberación realizado por el hombre moderno y procedería del sentimiento común que a todos provoca el descubrimiento de ser entes mortales, finitos. Según parece, saber que vamos a morir y que todos seremos polvo en algún momento futuro, nos convierte en iguales.

Comparar esta idea, que puede ser verdad desde cierta perspectiva, con la evidente desigualdad reinante en este mundo, me hizo pensar acerca de la existencia de distintas, a menudo, contradictorias verdades. Y es que se puede aceptar que desde un punto de vista filosófico todos seamos iguales, pero es más que evidente que desde un punto de vista sociológico somos profundamente desiguales. ¿Qué importancia puede tener para el común de los mortales la igualdad filosófica de los hombres en comparación con la desigualdad real de los individuos?

Por ejemplo, si pensamos hoy, transcurridos más de cuatro mil años, en la suerte de faraones y esclavos del antiguo Egipto, convendremos que todos son ahora poco más que polvo (aunque incluso en eso hay diferencias pues algunos siguen presentes “in corpore” tras haber sido embalsamados), pero ¿qué importancia tiene que hoy ambos sean la misma nada cuando entonces fueron tan diferentes? Unos vivieron rodeados de oro; los otros comieron arena.

En todo caso, estas dos verdades tan diferentes, la definida por la filosofía, la desvelada por la sociología, no son sino dos verdades más de las muchas que en las múltiples disciplinas del conocimiento moderno el hombre ha ido estableciendo.

Por ejemplo, hay una verdad genética que nos hace iguales; pero hay una verdad psicológica que nos hace diferentes. Hay una verdad física para la que todo resulta explicable, pero hay una verdad quántica que todo lo pone en duda.

Y es que antaño hubo Dioses y Filosofías que ponían orden en el universo. Hoy construimos un Conocimiento que en realidad desarma y desordena cada vez más el universo. Ya no hay una Verdad sino una inmensa cantidad de Verdades, como he dicho antes, contradictorias.

Otra cuestión es la de la especialización. El conocimiento es cada vez más incisivo y profundo, pero menos extenso. Como dice Antoni Brey en La sociedad de la ignorancia (agradezco la referencia a Gerardo): “Sigue estando a nuestro alcance adquirir conocimientos profundos en algún campo específico e incluso acceder temporalmente a la frontera que el saber humano establece. La suma del conocimiento de los expertos forma el extenso saber de nuestro tiempo, unos expertos, eso sí, cada vez más especializados. (…) En definitiva, pues, el experto, gran especialista en una franja cada vez más estrecha del saber es, lógicamente, cada vez más ignorante en el saber de otros campos”.

Y eso efectivamente es lo que nos pasa. En cada campo del conocimiento los “expertos” descubren y definen nuevas verdades. Pero en el conjunto del saber humano y en relación a la búsqueda de una verdad que de respuesta a las eternas preguntas (de dónde venimos, a dónde vamos, por qué estamos aquí, qué sentido tiene todo esto, etc, etc), cada vez estamos más lejos.

Como dice Daniel Innerarity en el mismo libro citado anteriormente: “cada vez es más difícil obtener explicaciones causales o previsiones exactas, ya que el saber acumulado hace visible también el universo ilimitado del no-saber”.

Desaparecidas las respuestas globales, cada vez tenemos más dudas. O dicho de otra manera, cada paso que damos en el conocimiento no hace otra cosa que ampliar el espacio de lo que desconocemos.

A veces uno ansía el imposible retorno a aquella feliz arcadia de la ignorancia.

5 comentarios:

  1. Bueno esto es ya de sobresaliente, veo Juanma que te has animado tras mis felicitaciones en el hilo anterior a continuar con la crítica literaria.
    Creo que puede ser muy útil para la reunión del martes próximo en el Club pues yo la verdad ando bastante "perplejo" con el libro.

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  2. ¡Enhorabuena Juanma! Has conseguido tener ¡dos ideas! del libro de Gomá. Yo, lo confieso, no he tenido ni siquiera una.

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  3. Gracias Juanma.
    Voy a darte mi opinión. Esta vez no está de acuerdo con la tuya.
    La filosofía surgió para responder preguntas ¿no? La mayoría de las respuestas se han conseguido a través del método científico basado en la observación y la experimentación. Si la “filosofía” no utiliza los conocimientos alcanzados se queda en conceptos abstractos sin avanzar en el conocimiento real. Y creo que Javier Gomá puede ser uno de esos casos.
    Desde mi punto de vista si es posible alcanzar certezas.
    Cuando dices “Por ejemplo, hay una verdad genética que nos hace iguales” Tengo que decirte que hoy día está más que demostrado que no hay dos personas genéticamente iguales (ni los hermanos gemelos siquiera). Con respecto a tus conclusiones de la verdad psicológica, física y cuántica, tampoco estoy de acuerdo, pero los argumentos serían largos de explicar.
    Tampoco estoy de acuerdo con el concepto de “verdad”. Las contradicciones en las posibles “verdades” se deben a falta de conocimientos. Por ejemplo, hace dos siglos no se tenía ni idea de lo que era la genética (no existía), hace un siglo se pegó un salto de gigante, pero se desconocía casi todo. Hoy día hemos avanzado mucho con respecto a hace un siglo, pero estamos todavía en los inicios del conocimiento, Cada día se descubren nuevos mecanismos, pero ni los más básicos llegan a la mayoría de la gente.
    Para terminar y no enrollarme mucho, decir que desde mi punto de vista se puede llegar a conceptos objetivos sobre ética, solidaridad, educación, libertad, racionalidad, derechos, obligaciones, justicia etc. Estas pueden cambiar desde las perspectivas que se analizan, pero son invariables si se analizan desde el punto de vista social y el mundo que percibimos. El mundo que vivimos es real, pero solo lo percibimos desde el cerebro, y ahí radica todo, en el cerebro con los genes y los factores ambientales. Hoy día se ha avanzado y cada día se avanza de forma determinante pero desconocemos más que sabemos, pero con lo que se sabe se puede intuir como funciona todo. Hace falta que lleguen esos conocimientos a la gente, y ya sabemos que es lo que llega en nuestra sociedad a la mayoría de la gente.
    Saludos

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  4. Juanma, aunque no vega al caso. Acompaño novedad en Editorial Destino cuya co-autora fue aquella psicóloga gallega afincada en los EE.UU. que acompañó a un mago en aquella jornada dedicada a la magia y la percepción en la biblioteca en la que trabajas. ¿Recuerdas?

    http://www.planetadelibros.com/los-enganos-de-la-mente-libro-50670.html

    un saludo

    Francisco Rafael Aguilera Portero

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  5. Behavi, aunque con cierto retraso, voy a contestarte a algunas cuestiones.
    Cuando decía que la "genética nos hace iguales", por supuesto es admitiendo que todos somos distintos pues siempre hay diferencias en la lista de nuestros genes. Lo que quería decir es que los genes establecen como somos: los mismos genes dan lugar al mismo color de ojos, o al mismo problema de riñón.
    Está claro que no hay dos seres iguales. Incluso los gemelos monocigóticos llegan a ser diferentes por un distinto desarrollo de las posibilidades genéticas debido al medio ambiente (alimentación o hábitos saludables-insaludables por ejemplo). Tú sabes mucho más que yo de esto.
    En cuanto a la "verdad cuántica que todo lo pone en duda" me refería al principio de incertidumbre de Heisenberg. Ya sabes, lo del gato que puede estar vivo y muerto al mismo tiempo. En fin, era una especie de licencia literaria el expresarlo así.
    En cuanto a tu defensa de la ciencia, es cierto que avanza sin parar. El ejemplo que pones de la Genética es acertado. Pero por otra parte el conocimiento que alcanzamos cada vez nos causa más incertidumbre en relación al mundo. Cada vez es más lo que desconocemos y cada vez son más infrecuentes las respuestas globales, que son las que echamos en falta.
    Por último pongo en duda tu afirmación de que "se puede llegar a conceptos objetivos sobre ética, solidaridad, educación, libertad, racionalidad, derechos, obligaciones, justicia etc". Francamente, creo que si acaso sólo se podría llegar a acuerdos, pero haría falta otro tipo de sociedad para ello y no confío en que seamos capaces de alcanzarla.
    En esto último ojalá yo estuviera equivocado y tú tuvieras razón.

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