domingo, 18 de enero de 2009

¿Qué es la vida? ¿es sólo lo contrario de la muerte?

¿Sabéis la penúltima de Berlusconi? Pues el mal llamado cavalieri se ha empeñado en no dejar morir en paz a Eluana Englaro . Eluana es una mujer italiana de 37 años que lleva 17 en estado vegetativo. Una sentencia del Tribunal Supremo italiano autoriza a los médicos a desconectar los aparatos que “la mantienen con vida”, pero Berlusconi hace todo lo posible para impedirlo.

Al margen de todo lo relacionado con la hipocresía de Berlusconi (y de tantos otros, también en este país), me pregunto yo sobre el uso de la expresión “mantener con vida”: ¿es que acaso está viva Eluana? No creo que podamos considerar que una persona está viva cuando es una máquina la que respira, cuando no hay actividad en el cerebro, y cuando no hay ninguna relación con el entorno (familia, seres queridos) ni posibilidad de que la haya en el futuro.

Desgraciadamente el avance de la medicina tiene un aspecto negativo que no hemos sabido neutralizar hasta ahora, y es que posibilita barbaridades como esta. Con la tecnología médica actual es fácil conseguir que el aire o la sangre sigan circulando por el interior de un organismo, y a eso le llamamos seguir vivo. En mi opinión, la vida humana necesita, para ser considerada como tal, de tres elementos: biología, conciencia y relación social. Un cuerpo que ya no tiene conciencia ninguna sobre sí mismo, y que no tiene ni va a volver a tener ninguna relación con los demás, no es una persona viva. Eluana hace 17 años que no es una persona viva. Y lo peor no es su estado. Ella, en estado vegetativo, no siente nada. Lo peor es lo que están pasando sus familiares desde la para ellos fatídica fecha del 18 de junio de 1992. ¿Os acordáis de todo lo que ha pasado en vuestra vida desde entonces? Pues en la vida de Eluana no ha pasado nada, y en la vida de sus seres queridos, lo que ha pasado sobre todo es mucho dolor. ¿Es este el progreso que esperamos de la medicina?

Cada vez son más los ciudadanos, los profesionales, e incluso los jueces, que van tomando conciencia del problema planteado en nuestras sociedades desarrolladas en relación con la muerte digna. Ya hay algunos países europeos que han legislado sobre eutanasia, como son Holanda y Bélgica.
Aquí tenéis los enlaces a un par de documentos que considero interesantes:
- Uno es la DECLARACIÓN DE SANTANDER. Se trata de un documento surgido tras la celebración de un curso en la universidad de verano con el título de “Muerte digna: asistencia ante la muerte”.
- El otro es una Declaración del Instituto Borja de Bioética (Universidad Raimundo Lulio) que se titula: "Hacia una posible despenalización de la Eutanasia"

Por último, os ofrezco aquí la escena final de la célebre película “Johny cogió su fusil”. Si Eluana tuviera alguna oportunidad de comunicarse con quienes le rodean, creo que también enviaría el mismo mensaje que Johny repetía insistentemente pidiendo que lo dejaran morir: “SOS, AYÚDENME, SOS, AYÚDENME, SOS, AYÚDENME…”

4 comentarios:

  1. Juanmazur pienso como tú, eso no es vida. No se a que obedece esa machaconería de mantener latiendo el corazón de algo inexistente. Supongo que serán convicciones religiosas. Y cuando la religión entra con sus dogmatismos suele meter la pata. Algunas veces ocasionando un dolor irreparable en las personas y sociedades que sufren ese fundamentalismo absurdo de creencias infundadas.
    Si el cerebro no funciona. No hay nada. Por mucho corazón y pulmones que lo hagan.
    Me he acordado de "Mar adentro". En este caso había biología (algo deficiente), conciencia y relación social. Pero José Luis San Pedro no quería vivir. También estaba en su derecho. Es curioso, pero Stephen Kawking, con menos movilidad que San Pedro, en cambio vive una vida de las más intensas. Es capaz de hacer unos vuelos por el Universo, que ya quisiera más de uno que disfrutan de una biología perfecta.
    Terminar diciendo que me han llamado siempre la atención los anacoretas del desierto. Estos renunciaban a las relaciones sociales. Creo que es posible vivir sin ellas si uno lo hace con convicción, o con la esperanza de algún día recobrarlas en un mundo mejor, como Nelson Mandela, que resistió varios años incomunicado en una celda de castigo.
    En fin, para mi la vida es además de biología, conciencia y relaciones sociales, tener la esperanza de que algún día el mundo sea un lugar solidario sin violencia donde todos tengan la oportunidad de disfrutar de esta misteriosa, apasionante y fugaz existencia.

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  2. Wow, vi un trozo de esa película de pequeño, y me creó mucha ansiedad, ya pensé que aquello no era vida con sólo 10 años... claro que como hoy mismo decía mi abuela, es que era muy sabihondo...

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  3. No eras sabihondo. Ese término siempre suena un tanto peyorativo. Eras más bien un adelantado para tu edad.

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  4. Juanmazur, cuando volvía con la bici del trabajo, al ver a uno de los perrillos que se cruza conmigo casi a diario, con el pelo mojado por el día tan lluvioso de hoy, pero con la simpatía que siempre le caracteriza, me he acordado de lo que escribiste ayer sobre la vida. Decías que era biología, conciencia y relaciones sociales. Pues bien, pienso que lo que llamamos conciencia es algo arbitrario, y desde mi punto de vista el perrillo del que hablo vive la vida con su forma de conciencia, para mi tiene más importancia que la del sujeto que a veces se cruza conmigo montado en un “quad” haciendo ruido, echando humo y atropellando lo que encuentra a su paso, sin darle aparentemente el mínimo valor a la naturaleza, excepto el placer que aparentemente siente al saquearla. Atropellar un perrillo para estos inconscientes, no supone ningún cargo de conciencia. Ya ves, uso la palabra “inconsciente”, aunque no es que no tengan conciencia, pero no se la adjudico. Es un concepto bastante arbitrario.
    Mi relación con esos perrillos es algo singular. No hablamos entre nosotros, ni siquiera me he parado nunca para hacerles caricias (me he resistido a pesar de las ganas), son demasiado agradecidos y no quería convertir mi ir y venir diario en una parada obligatoria. Pero cuando me ven alzan la mirada, mueven el rabo, les dirijo una mirada, a veces unas palabras, unos pensamientos… Estos perrillos me hacen sentir afectividad y ser más consciente de la vida. Tenemos entre nosotros una peculiar, pero sin duda una estrecha relación social. Lo que más me conmueve de todo es su absoluta inocencia.
    Lo mismo digo de los pájaros que huyen recelosos de nosotros. Porque sin ton ni son, y en el momento más inesperado, algunos inconscientes descargan sobre ellos una ráfaga de plomo para pasar el rato. De nuevo los llamo inconscientes. Nosotros, animales también sin duda, tendremos la capacidad de ser “conscientes” de nuestra existencia, pero ¿Cuántos grados de conciencia existen? La respuesta a esta pregunta es un reto para que lo investigues y cuando lo creas oportuno lo incluyas en tu blog. ¿Podemos estar seguros que otros animales no la tienen? Te recuerdo que no hace mucho algunos “inconscientes” consideraban que los negros, no tenían conciencia (estos engreídos, “ombligos del mundo”, le llamaban alma). Eran unos “cabrones”…

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