lunes, 14 de junio de 2010

El humán; ¿un nuevo dios?


He concluido recientemente la lectura de un libro interesantísimo con motivo de mi participación, que ya conocéis, en el club de lectura de ensayo de la biblioteca. Su título es “La naturaleza humana” de Jesús Mosterín, y recomiendo vivamente su lectura.

Mosterín es presentado como un filósofo, pero este libro no es de filosofía; más bien de ciencia. Por supuesto no quiero decir con ello que la filosofía no sea científica.

Lo que se propone este libro es, como su título índica, presentarnos cuál es, a la luz del conocimiento que las distintas ramas de la ciencia han alcanzado al día de hoy (particularmente en los últimos tiempos la biología, la genética y la neurología), cuál es digo, la mejor definición sobre lo que es la naturaleza humana. Es decir, qué es el “humán” (término, que sabiamente es propuesto por el autor en lugar del mal utilizado en castellano “hombre”) y cual es su verdadero lugar y relación con otras especies.

El libro nos habla de la evolución, y nos deja bien claro que no se trata ya de una “teoría de la evolución” sino que hay un largo listado de evidencias científicas que demuestran cómo la vida emprendió hace varios miles de millones de años un proceso de progresión y complicación que ha desembocado, en un extremo de una de las miles de ramas de su árbol, en la especie humana.

También habla Mosterín de biología, mucha biología, de genética, bastante genética, y habla de lenguaje, y cultura, y comportamiento sexual, etc. Y como digo, para mí, con el resultado de un libro magnífico.

Pero hete aquí que de lo que quiero hablar es de un capítulo, hacia el final del libro, que me ha provocado grandemente, y que después de varios días y segunda lectura, sigo sin poder asumir. El capítulo se titula “Reproducción y Eugenesia” y estoy en profundo desacuerdo con la postura del autor.

Para comprender su postura, reproduzco literalmente algunas de sus frases:

- “Frente al control de la natalidad, que tiene como meta el control cuantitativo de la reproducción, la eugenesia pretende más bien su control cualitativo

- “La eugenesia es la manipulación de la reproducción humana con el objetivo de obtener buenos nacimientos, es decir, nacimientos de crías que incorporen ciertas características hereditarias consideradas deseables, como la salud y la inteligencia, y eviten otras claramente indeseables, como la imbecilidad, la tendencia criminal o la enfermedad congénita grave

Más adelante, nos deja clara cuales son las diferencias entre la eugenesia totalitaria (practicada por los gobiernos) y la eugenesia liberal (practicada por los individuos), y las diferencias entre la eugenesia negativa y la eugenesia positiva , que no se refieren, por supuesto, a juicios de valor por su parte, sino al tipo de objetivo buscado. La eugenesia negativa sería la que se realiza cuando se deshechan embriones con enfermedades graves, como por ejemplo el sindrome Down, etc. También la que valiéndose de técnicas de ingeniería genética y el trabajo con células madre está resolviendo problemas con enfermedades hereditarias que no tienen otra cura (por mi parte nada que objetar a este grupo de prácticas negativas). La eugenesia positiva es la que busca, no ya desechar enfermedades o malformaciones, sino potenciar cualidades y propiedades deseables.

Reproduzco de nuevo a Mosterín:

- “La ingeniería genética permitirá a la larga introducir en el genoma de nuestros descendientes genes que confieran inmunidad frente a enfermedades temibles o desagradables e incluso genes que potencien propiedades deseables como el vigor, la agilidad, la inteligencia o la memoria

- “Es probable que en el futuro se desarrollen técnicas para interferirse en el zigoto, añadiéndole artificialmente genes que compensen sus carencias previamente detectadas

Mosterín, que se muestra en todo momento bastante honrado (lo mismo que yo pretendo en estos momentos) se hace eco de algunas posiciones contrarias a esta eugenesia positiva. Singularmente recoge sobre todo dos, que son la de F. Fukuyama (mira por donde, nunca pude imaginar que iba a coincidir en algo con este hombre) y la de J.Habermas.

Me centro en este último, que definió su postura en este asunto en una obra titulada “El futuro de la naturaleza humana: ¿hacia una eugenesia liberal?”. No lo he leído pero lo intentaré en el futuro. En cualquier caso, y según la cita del propio Mosterín, dice Habermas: “el hecho de que la fecundación se produzca al azar y no pueda ser influida ni manipulada, la falta de disponibilidad del propio inicio, es la base de nuestra autoconciencia como individuos morales, responsables e iguales. La ingeniería genética eugenésica introduciría una asimetría entre los manipuladores (los padres) y los manipulados (los hijos) e incluso difuminaría la distinción entre sujeto y objeto”.

Creo que el error de algunos científicos es que, habiendo quedado ya completamente despejado el olimpo de todo tipo de dioses, han visto hueco para convertir al humán en una nueva especie de dios capaz de recrearse a sí mismo, no a su imagen y semejanza, sino según su deseo y conveniencia (incluso interés).

Yo no creo que el hombre deba jugar a eso, y estoy con Habermas en que debemos conservar clara, por ahora, la distinción entre lo que somos cuando somos sujeto, y lo que somos cuando somos objeto. Y esto me lleva a recordar otro tema sobre el que algún día volveré en este blog: me refiero al asunto de la conciencia, de la “yoidad”, pero lo dejo para otra entrada, que esta ya pasa del folio.

PD: espero sobre todo, los comentarios de mi buen amigo Behavi, que tiene ya por méritos propios reservada una silla en esta mesa, y que, por otra parte, sabe de estos temas bastante más que yo.

6 comentarios:

  1. Hola Juanma, es un tema interesante. Por alusiones paso a continuación a hacer algunos comentarios. Lo haré en tres partes.

    1.- A finales del siglo XIX, el médico Francis Galton fue el primero en demostrar científicamente que determinadas características humanas se transmitían de padres a hijos y por tanto que la especie humana podría “mejorarse”. Ahí nació la idea de la Eugenesia desde la ciencia. El movimiento eugenésico fue importante a principios del siglo XX, de hecho la mayoría de los científicos vanguardistas estaban de acuerdo y pensaron que seleccionando las características “mejores” de las personas, la especie podría “mejorar”. Pero las perspectivas eugenésicas se derrumbaron cuando los principios eugenésicos se empezaron a utilizar a partir de 1930 en políticas raciales en la alemania nazi. La comunidad científica asoció la eugenesia con los abusos nazis de “discriminación racial” y “exterminación” y el movimento eugenésico se desplomó hasta hoy. De hecho, desde el punto de vista genético, hoy se sabe que no existen “razas” humanas. Se ha comprobado, que a nivel genético puede existir más diferencia entre dos “europeos” o dos “judios” o dos “gitanos” que entre un “gitano” o un “judío” o entre un “europeo” y “un africano”. Los individuos de la especie humana no han estado tanto tiempo incomunicados para que se originen pueblos genéticamente bien diferenciados. Es decir, hay más diferencia cultural que genética. Lo de gitano, judío, negro o blanco es cultural, no genético; es por tanto una invención de la imaginación. Y es que en imaginarnos cosas somos una especie “insólita”. Todos somos diferentes pero todos somos iguales, depende como se mire.

    Al empezar a hablar del movimiento eugenésico he puesto lo de “mejorar” entre comillas porque esto es un término subjetivo. Y este es el tema clave ¿Quién decide lo que es mejor o peor en algunas características? Hoy día, la eugenesia positiva desde el punto de vista de la ciencia sigue derrumbada.

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  2. 2.- Aunque normalmente el comportamiento es multifactorial, en algunas ocasiones se sabe que un gen puede determinar comportamientos específicos. Uno de estos es el gen MAOA. Este gen, que se encuentra en el cromosoma X, codifica la enzima monoamino-oxidasa-A que regula el metabolismo de varios neurotransmisores. Estas moléculas que son sintetizadas en las neuronas, son responsables de la transmisión nerviosa y modulan el comportamiento, es decir la respuesta a los estímulos.

    La importancia de la MAOA en el comportamiento humano se conoce desde 1993 por Brunnet y colaboradores. Este descubrimiento se produjo al estudiar a una familia holandesa, en la que varios miembros varones de la misma se caracterizaban por un comportamiento anómalo. Eran personas que mostraban agresividad impulsiva, predisposición a la piromanía, alteraciones sexuales con tendencia a la violación y el exhibicionismo, así como un retraso mental limítrofe, es decir con capacidades cognitivas inferiores a la media. En todos estos varones el gen MAOA tenía una mutación y no funcionaba correctamente. Esta enfermedad se conoce como síndrome de Brunnet, y se caracteriza por los síntomas descritos.
    Es posible determinar antes del nacimiento si el niño que va a nacer tiene este síndrome o no. Pero solo serviría para hacer eutanasia negativa o estar prevenidos, intentando tratamientos psiquiátricos y psicológicos, porque todavía no se sabe como restaurar con garantías genes que no funcionan.

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  3. 3.- Es obvio que hay factores genéticos y/o ambientales que pueden ocasionar que un individuo durante su desarrollo sufra anomalías muy graves. La eugenesia negativa, la de provocar el aborto cuando el feto tiene enfermedades incurables graves, como por ejemplo enfermedades neurológicas o degenerativas, es aceptado casi por unanimidad en las sociedades actuales, exceptuando personas de determinadas creencias religiosas. Son los padres los que deciden voluntariamente el destino del feto, y si es doloroso tomar la decisión de abortar, mucho más doloroso es ver sufrir a un hijo/a sin remedio, dada la fuerza del instinto maternal/paternal que existe.


    Pero, ¿Qué hay de otras características que puedan ser seleccionadas? ¿Qué hay de la eugenesia positiva? Comentas que has leído en el libro de Motserin: ”vigor, agilidad, inteligencia o la memoria”. La verdad es que hoy todavía desconocemos que significan esos términos con objetividad. ¿Qué es en realidad la inteligencia? ¿Y la memoria? ¿Y la agilidad? En estos conceptos hay encerrados cientos de facetas, difíciles de definir. Por ejemplo ¿Qué es mejor la agilidad de Pelé con el balón de fútbol o la de Isadora Duncan interpretando una obra de valet?
    La respuesta está sujeta a subjetividad…
    Pero además cada una de estas características tienen un origen multifactorial: cada una de ellas dependen de muchos genes y factores ambientales que interaccionan con ellos a lo largo del desarrollo. Aunque quisiéramos, no podríamos jugar a ser dioses. Desconocemos más que conocemos y son tantos los factores que intervienen que la reproducibilidad de una característica de este tipo es casi imposible. Un clon de Pelé, es probable que no originara otro jugador de fútbol excepcional, y un clon de Isadora Duncan no originara una bailarina de las características de ella.
    Si quisiéramos seleccionar características como “mejores”, primero tendríamos que ser capaces de ser “objetivos”, y segundo avanzar mucho más en el conocimiento. Aún así parece improbable que sea posible controlar tantos factores a la vez.

    Contestando a tu pregunta, pienso que no somos dioses. Somos animales muy limitados, que habitamos en un pequeño lugar de un Universo que desconocemos casi por completo. Existimos durante un tiempo muy breve, y el hecho de que empecemos a entender como funcionamos a nivel biológico, quizás nos permita mejorar la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras. Pero con los conocimientos actuales no por la aplicación de una Eugenesia Positiva; tal vez se pueda hacer algo en un futuro lejano cuando ciertas características sean 100% “objetivables” y tecnológicamente sea posible. Pero quizás ahora si se podría conseguir dar pasos de gigantes por la racionalidad y el desarrollo de la empatía y la solidaridad, o lo que es lo mismo el desarrollo de la capacidad que tenemos de ponernos en lugar del otro, a fin de cuentas, la potencialidad de estas APTITUDES están en nuestro cerebro y no consisten, ni más ni menos, que la activación de circuitos neuronales. Ciertas personas tienen más activos estos núcleos neuronales que otras, o los tienen activos de otra forma, pero en principio es posible y sería deseable que todos la pudiéramos desarrollar. En la educación basada en el conocimiento científico puede estar la clave. Es una vía que podría hacernos más felices y conseguir un planeta más justo.

    Individualmente está claro que no somos dioses y colectivamente somos más un conjunto de “ángeles” y “demonios”, que otra cosa.

    Siento haber dado una respuesta tan larga.
    Saludos
    Behavi

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  4. Bueno, dificilmente se puede dar una explicación tan directa y convincente como la de Behavi. Vas directamente al centro del asunto y tu analisis muy preciso. Sin embargo, siguiendo su razonamiento, añadiré algo de "mi cosecha".
    Com tú planteas, el problema de la eutanasia positiva es doble, por un lado nos falta conocimiento; el caracter de una persona viene dado por multiples factores no solo biológicos son también ambientales: dependen del aprendizaje cultural. Y por otro lado el problema viene dado por la "subjetividad" de lo que estimamos es bueno o deseable.
    Y es aquí donde reside el problema ético. Evidentemente no somos dioses. El problema es que el ser humano sueña con serlo(pienso que las creencias religiosas describen imágenes de dioses que no serían sino proyecciones nuestras). Hasta el momento, la gran mayoría de las personas se caracterizan más por su egocentrismo que por su capacidad empática y eso no hace ser muy peligrosos.Entonces,
    la subjetividad, concepto que en sí mismo no es ni bueno ni malo, se convierte en letal para todos los seres cuando tiene su raiz en este hecho.
    Pienso además que buena parte de este egocentrismo está relacionado con la falta de aceptación de uno mismo. A este respecto me viene a la cabeza el porqué tanta gente hace un sucedaneo de eugenesia con su cuerpo cambiando su aspecto para hacerlo más delgado, más joven... en definitiva, más atractivo. En la base de esta cirugía estética está el que los demás se fijen en su atractivo y en no aceptarse físicamente.
    En la base de la eugenesia positiva no estaría el no aceptar que no somos dioses?, no aceptar el que somos seres limitados?
    Enhorabuena por tu respuesta Behavi.

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  5. Hola Juanma, acabo de leer tu nueva entrada.
    Veo que te ha interesado el tema y lo y has analizado en profundidad.
    A mí también me alarma bastante la idea de la eugenesia positiva. Como ya comenté en la reunión creo que esto podría conducir a una selección -artificial en este caso- en la que las sociedades o indivíduos que puedan acceder a esta manipulación genética acabarían por obtener una especie de nueva raza (¿superhumanes?) que inevitablemente dominaría -aún más- a las sociedades e indivíduos con menos posibilidades... por no entrar en qué cualidades se elegirían o incluso cuáles se pondrían de moda. En el terreno más frívolo -el de la imagen- se me ocurren generaciones con ojos azules o determinadas proporciones o características que en el transcurso de unos años estarían "descatalogadas".
    A lo mejor la mía no deja de ser una visión un poco cateta y la evolución va por esos derroteros, de momento esta cuestión me sobrepasa.
    Saludos.
    Yolanda

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  6. Behavi, muchas gracias por tus aportaciones. Como vaticiné, y has dejado claro, sabes mucho en esta materia.
    Me quedo un poco más tranquilo cuando dices: “la eugenesia positiva desde el punto de vista de la ciencia sigue derrumbada”, pero un poco menos cuando dices: “Aunque quisiéramos, no podríamos jugar a ser dioses”, porque esto da en la clave, desde mi punto de vista, del problema. Es decir, el problema es que cuando se sepa cómo hacerlo, va a haber rápidamente alguien que quiera hacerlo.
    Y otro aspecto, del que no hablé en mi primer comentario, y por el que además estoy en contra de la eugenesia positiva, es que creo que como todas las tecnologías avanzadas, será una tecnología de la que sólo se aprovecharán los más pudientes.
    Así pues, a la duda ética en sí tengo que añadir mi temor por la injusticia que sobrevendrá en favor de las clases privilegiadas. Porque serán los ricos quienes podrán gastarse el dinero que valdrá el escoger el color de los ojos de sus hijos, la longitud de sus huesos, o su capacidad pulmonar (por decir algo).

    Y respecto a lo dicho por M.J. de acuerdo en general con tu postura. Pero entreveo cierto pesimismo en tus palabras cuando dices: “Hasta el momento, la gran mayoría de las personas se caracterizan más por su egocentrismo que por su capacidad empática y eso nos hace ser muy peligrosos”.
    Yo, sinceramente, creo que el egoismo de la especie humana no es tal. Hay un egoismo primigenio, que compartimos con cualquier animal, pero también hay un comportamiento altruista que compartimos con algunas otras especies caracterizadas, como nosotros, por la vida en sociedad. Lo que nos hace ser más malos de lo que realmente somos, es el sistema (esto es, la cultura), y eso puede cambiar. Hay, o ha habido, otras sociedades históricas donde primó la solidaridad en lugar del egoismo.
    (MJ: sé que utilizaste el término “egocentrismo” y no el de “egosimo”, pero me valía así mejor para mi razonamiento)

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