sábado, 5 de junio de 2010

Planeta en peligro


Hoy se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente. Esta celebración quedó establecida por la Resolución XXVII de la Asamblea General de Naciones Unidas de 15 de diciembre de 1972, con la que se dio inicio a la Conferencia de Estocolmo cuyo tema central fue el Medio Ambiente.

El grado de conciencia de la población mundial respecto a los problemas de la degradación ambiental es indudablemente mayor cada día. Una de las causas (viéndolo negativamente) es que de hecho la degradación ambiental es cada vez mayor y sus evidencias cada vez más innegables.

El cambio climático, por ejemplo, es algo aceptado ya por la inmensa mayoría de los políticos (si exceptuamos a Aznar y a algún otro), por la mayor parte de los científicos (igualmente hay que exceptuar a los pagados por los lobbies del petróleo y a algún otro), y por la inmensa mayoría de la ciudadanía.

Otra de las causas del aumento de concienciación medioambiental (viéndolo positivamente) es la impagable labor que han venido desarrollando toda clase de colectivos ecologistas a lo largo y ancho de este mundo. Esos locos ecologistas de los años 60 y 70 son percibidos ahora como los profetas del peligro y se reconoce su acción y su activismo como algo muy positivo. Si no hubieran existido, habría que inventarlos inmediatamente.

Pero la concienciación está resultando todavía insuficiente para frenar la degradación. Quizás este mundo no regrese ya nunca a un estado similar al de hace 300 años, pero ¿conseguiremos al menos que se quede como está? La codicia del sistema capitalista es infinita. Donde haya beneficios no importará la degradación, parecen pensar las empresas. ¿Qué decir, por ejemplo, de lo que está pasando en el Golfo de México? Mientras esto leéis sigue manando petróleo y emponzoñándose un poco más el planeta. Aquello quizás parezca lejano; siempre puede parece lejano. Pero lo cierto es que Gaia, nuestra casa común, es cada vez más pequeña. Y si siempre fue cierto que todo lo ocurrido al planeta nos afectaba, ahora, con la globalización en todos los sentidos, eso es más que evidente.

Hay que practicar de una vez por todas, es decir obligar a las empresas a practicar de una vez por todas, el principio de precaución. Todas las actividades de explotación que implican un cierto peligro, deben ser imaginadas bajo el peor de los escenarios. La energía nuclear, por ejemplo, que últimamente vuelve a contar con muchos defensores (para su vergüenza, uno es Felipe González; y ya he nombrado a dos de nuestros expresidentes) implica unos peligros desmesurados que, no ya nosostros, sino las generaciones futuras, no tienen por qué asumir. Pensemos en un terremoto que parta en dos el núcleo de una central. O pensemos, efectivamente, en la posibilidad de un ataque terrorista. No se pueden correr esos riesgos.

Si queremos que este mundo siga siendo habitable en el futuro, debemos dejar de crecer, dejar de querer siempre un poco más, porque crecer y/o querer más, es destruir. Y no penséis que todo lo han de hacer los políticos y que de nada valen las acciones individuales. Al contrario: todo es la suma de algo menor, y los actos individuales son el inicio.

Hoy quiero recordar que también se cumplen 21 años de un pequeño acto que dio la vuelta al mundo y que ¿no sirvió de nada? Claro que sirvió. Me refiero a la acción de aquel “rebelde desconocido" que detuvo por cerca de media hora a una columna de tanques durante la Revuelta de la Plaza de Tiananmen.

2 comentarios:

  1. Este fin de semana se han celebrado unas jornadas de Ecologistas en Acción en Madrid sobre biodiversidad. Se ha retransmitido en directo, pero todas las ponencias y los debates están en este enlace:

    http://ecologistasenaccion.org/spip.php?article17421&artpage=3-4#outil_sommaire_1

    Oírlos da una idea de la versatilidad de opiniones, y como no estamos de acuerdo ni siquiera los que coincidimos en que el sistema no funciona y hay que cambiarlo. Se pueden entender las dificultades que hay y posibles soluciones. Parece que estamos lejos de poder frenar el deterioro ambiental, y es fácil darse cuenta que el caos ambiental va en paralelo al social. Solo tenemos una salida: seguir buscando y luchando en la medida de nuestras posibilidades.
    Saludos, Behavi.

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