viernes, 8 de enero de 2010

La tradición como argumento

De nuevo hay quien pretende utilizar la (sacrosanta) tradición como argumento. Como ya sabéis, también me referí a ello en mi anterior entrada sobre “la fiesta de los toros” (gracias Behavi por tus magníficos comentarios).

Hoy me voy a referir de nuevo a la tradición en relación con el debate que el próximo día 20 de enero tendrá lugar en el Parlamento Europeo. Ese día se abordarán dos propuestas de resolución de distinto signo a cuenta de la sentencia del Tribunal de Estrasburgo, o Corte Europea de los Derechos Humanos, sobre la presencia de los crucifijos en las aulas de colegios públicos en Italia.

Una es la presentada por diversos grupos Verdes e Izquierda Unitaria Europea. Esta propuesta, muy bien argumentada, viene a recordar el compromiso de separación de Iglesias y Estado acorde con el derecho a la libertad de conciencia, y dice una cosa tan evidente como que: “únicamente los Estados basados en el principio de separación de la Iglesia y del Estado (en contraposición con los Estados teocráticos) pueden encontrar las soluciones adecuadas para salvaguardar de forma universal el derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, el derecho a la educación y la prohibición de la discriminación, todos ellos valores centrales de la UE”.

La otra es la presentada por el PPE, Partido Popular Europeo, que ignorando el claro y asentado concepto de libertad de conciencia, habla directa y exclusivamente de la “libertad de religión”. ¿Quieren dar a entender con ello que reconocen la libertad de creer en su dios o en otro, pero no la libertad de no creer en ninguno? Seguramente es eso.

Pero a lo que voy. En su argumentación a favor de ignorar la sentencia del tribunal sobre los símbolos religiosos en las aulas italianas hablan de: “la libertad de los Estados miembros a mostrar símbolos religiosos en lugares públicos si dichos símbolos representan la tradición y la identidad de su pueblo además de un aspecto unificador de una comunidad nacional”. Previamente afirman que: “la UE y las instituciones internacionales no pueden proteger los derechos si niegan los valores sobre los que se han creado”.

Desde luego el discurso político es a veces el rey de la hipocresía. ¿Es que el PPE pretende convencernos de que ha sido la tradición cristiana de Europa y la acción de la Iglesia, la que ha asentado el reconocimiento de los derechos humanos? ¿No ha sido más bien la lucha, durante varios siglos ya, de millones de laicos contra la iglesia y sus privilegios, la lucha contra los regímenes tradicionales basados en la injusticia y la opresión, la que ha conseguido el reconocimiento y/o la instauración de los derechos humanos y de la libertad de conciencia?

Cada vez que oigo la palabra tradición me preparo para la lucha (dialéctica, se entiende)

Os pongo aquí el enlace a la página en laicismo.org donde se propone el envío de una carta a los diputados europeos españoles, y se incluye la lista de los correos electrónicos de todos ellos.
Ahí mismo podéis encontrar el enlace a los textos completos de las propuestas de resolución.

4 comentarios:

  1. Como siempre, una reflexión muy lúcida. Voy a ponerla en el blog de Córdoba Laica, con su enlace al original, por su puesto y con tu permiso.
    casimiro Jesús

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  2. Por supuesto Casimiro; es un honor.

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  3. No hay argumento más infame que la tradición. Muchas cosas se hacen por tradición porque no tendrían sentido con los valores contemporaneos.
    Te recomiendo leas el libro de Antonio Urquizar dedicado a Córdoba y que editó el ayuntamiento. En el mismo se hace una disección muy interesante sobre el concepto "tradición".
    El Título es "La escritura visual de Córdoba."

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  4. El tema del fenómeno religioso es siempre interesante.
    Pienso que el tema de Dios es vital, en el sentido que puede dar significado a la existencia y por lo tanto puede influir en las personas y de forma determinante en las sociedades humanas.

    Existen dos posibilidades: 1 “Dios existe”, 2 “Dios no existe”. Hoy por hoy indemostrables. Elegir entre la opción 1 o 2 es cuestión de creencias y no elegir entre ninguna de ellas es agnosticismo, quizás desde el punto de vista racional, la más lógica. Ahora bien en la propuesta 1, “Dios existe” hay un grave inconveniente, y es que entre los creyentes hay un Dios diferente para cada uno, y no hablo solo del Dios judío, cristiano, musulmán, budista, hinduista, bahai… y todas las múltiples variantes de sectas religiosas que han surgido de estas creencias, sino que cada creyente tiene una idea de Dios diferente con características más o menos difusas dependiendo de la doctrina de secta a la que pertenece. Puesto que esa idea de Dios depende de las características variables de cada individuo, que dependen de su cerebro, y este a su vez de genes y el ambiente que se desarrolle, se puede decir que la idea de Dios se desvanece porque no hay objetividad en las percepciones.
    Además todas las sectas religiosas (incluyendo las doctrinas de todas las religiones que se originan por mitos, particularidades históricas e invenciones) tienen unas contradicciones en teoría y práctica insalvables. Por ejemplo: Si existe Dios, ¿Cuántos hay? ¿Uno para cada creyente?
    Por lo tanto desde el punto de vista racional es lógico pensar que lo más probable es la opción 2, “Dios no existe”, o bien dentro de la opción 1, decantarse por un Dios de tipo “budista” impersonal, una fuerza, una energía a la que todos los seres, moléculas y átomos pertenecen, o lo que es lo mismo, no un Dios “paternal”, sino impersonal que no es consciente de lo que ocurre en el universo. Si alejamos la idea de las reencarnaciones, que no parece guardar ninguna lógica, aceptar este Dios sin conciencia es lo mismo que ser ateo.

    La propuesta del PP sobre los crucifijos es ridícula porque si es verdad que "es un símbolo que representa la tradición y la identidad de su pueblo además de un aspecto unificador de una comunidad nacional”, es lo mismo que afirmar que Dios no existe, porque se supone que Dios “paternal” no es una tradición, no es una identidad de pueblo, no entendería de nacionalidades, banderas y otros inventos segregacionistas y sería el “padre” de todos y no de unos cuantos que comulgan con las simplezas doctrinales infundadas de la jerarquía eclesiástica católica.

    Por lo tanto, en mi opinión, lo lógico es pensar que Dios solo existe en el cerebro de los que creen. Y es una percepción variable en cada persona y en el tiempo dentro de cada persona. La idea de Dios por tanto reside en unos millones de neuronas y sus conexiones. Éstas son modificadas por las condiciones ambientales. Los que no creen, aún siguen persiguiendo unos ideales, unos objetivos… y estos no tienen por qué ser ni más ni menos solidarios que los que creen en un Dios “paternal”. Cada uno se traza un camino para llegar a una meta que cree que es lo que a él personalmente le merece la pena. Otros fijan el objetivo en algo más material y de nuevo es independiente de creer o no creer en un Dios “paternal”.

    Como no se puede demostrar la existencia o la no existencia de Dios lo lógico sería que no existiera ningún símbolo religioso en ninguna parte y que en el sistema educativo hubiera una asignatura que se titulara “Creencias y mitos” y en ella se estudiara el fenómeno religioso, el fenómeno solidario, su evolución y se debatiera sobre las creencias infundadas y se estudiara las partes del cerebro y los mecanismos que hacen a las personas creer en lo inexistente.
    Por cierto hay mucha información sobre el tema, incluso en escritos de divulgación por ejemplo:
    http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Dios/habita/cerebro/elpepisoc/20090223elpepisoc_1/Tes
    http://www.bbc.co.uk/science/horizon/2003/godonbrain.shtml
    Saludos
    Behavi

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