domingo, 22 de febrero de 2009

Fanatismo versus Radicalismo

Acabo de releer por segunda vez el libro Contra el fanatismo del escritor y pensador israelí Amos Oz. Ha sido una lectura realizada en el seno de uno de los Clubes de Lectura de Ensayo en los que participo.

La verdad es que el libro me ha resultado interesante y ameno. La obra se compone de tres conferencias dadas por Oz durante el transcurso aproximado de un año un poco después de los atentados a las torres gemelas de Nueva York. De estas tres conferencias, es la primera la que aborda el tema del fanatismo. Las otras dos, que no voy a comentar, tratan del conflicto palestino-israelí la segunda, y del compromiso, y placer, del escritor con su escritura, la tercera.
Y bien, como he dicho me resultó muy interesante esta sencilla aproximación al hecho del fanatismo (porque no hay que olvidar que se trata de una conferencia) pero hay varias cuestiones con las que no estoy del todo de acuerdo.
Dice Amos Oz que: ”El fanatismo es más viejo que el islam, que el cristianismo, que el judaísmo. Más viejo que cualquier Estado, gobierno, o sistema político. Más viejo que cualquier ideología o credo del mundo. Desgraciadamente, el fanatismo es un componente siempre presente en la naturaleza humana”. Y también: "el fanatismo se encuentra arraigado en cualquier país, bajo cualquier sistema social o grupo político”. Pero yo no estoy de acuerdo con eso.
Tiene razón Oz cuando nos dice que no sólo hay fanatismo en determinados movimientos islamistas con muchos seguidores actualmente en los países musulmanes sino que lo hay también, aunque con diferente expresión, en algunos grupos ideológicos en los países occidentales, o incluso en otros tiempos y lugares. Pero no acepto que el fanatismo sea connatural al hombre, o que se dé bajo cualquier sistema social o político.
Buscando en la wikipedia una definición del fanatismo me encontré con un muy interesante artículo que dedica un apartado a explicar las razones psicológicas de su formación.
Por ejemplo, para Adler, el fanatismo es una compensación de un sentimiento de inferioridad que niega la razón al otro.
Para Freud, que lo explicó en El malestar de la cultura, el hombre se encuentra escindido entre dos tendencias contrarias: el ansia de felicidad y el ansia de seguridad. Nuestra conciencia de individuos es la causa de que nos sintamos solitarios, así como la corporalidad es la fuente de males como las enfermedades. Por eso, para buscar la felicidad puede imponerse la exigencia de abolir ambas facetas. La conciencia de la individualidad se suprime mediante la atenuación de la conciencia del yo, por una parte, y mediante la acentuación del sentimiento de pertenencia a lo otro. Para lo primero sirve el alcohol y otras drogas, el éxtasis sexual, etc. Para lo segundo se procede a la adhesión incondicional a sectas y facciones totalitarias políticas o religiosas, la entrega a un líder o a un amante posesivo.
En relación a la abolición de la segunda faceta, la conciencia corporal, ésta se disminuye mediante la reducción de las vivencias corporales y la desvalorización del mundo en donde la vida corporal se desarrolla. (No voy a comentar este tema que será motivo, quizás, de otra reflexión futura en este blog).
Por último, también recoge la wikipedia lo que nos dice Erich Fromm sobre el fanatismo, que intentó explicar aunando psicología y sociología. Su enfoque se resume en el conocido título de su libro El miedo a la libertad, según el cual, todo fanatismo es un intento regresivo de escapar del surgimiento del individuo y la libertad, debido al miedo que ello causa. El miedo se da ante la angustiosa sensación de separación y aislamiento (soledad) al crecer, que no se resuelve de una manera sana estableciendo vínculos afectivos horizontales con los demás. Se trata, en suma, de la incapacidad de amar.
Así pues el fanatismo es causado principalmente por la ignorancia y por el miedo. En una sociedad donde no existieran ni el miedo ni la ignorancia, sería poco probable el surgimiento de los fanáticos.

Ahora voy a referirme al segundo término presente en el título de este post. Y lo voy a hacer para intentar dejar bien claro que fanatismo y radicalismo, a pesar de su frecuente confusión y uso indiscriminado, son dos cosas totalmente distintas (iba a decir radicalmente distintas).
No puedo negar que esta confusión está en el mismo diccionario de la RAE donde encontramos tres acepciones del término; a saber:
1. m. Cualidad de radical.
2. m. Conjunto de ideas y doctrinas de quienes, en ciertos momentos de la vida social, pretenden reformar total o parcialmente el orden político, científico, moral y aun religioso.
3. m. Modo extremado de tratar los asuntos.
Así pues, vemos que la tercera definición ha venido a aceptar y dar por bueno el uso que la mayoría de la gente ha terminado por dar a este término. Tanto es así, que quizás actualmente sea el más usual. Sin embargo quiero reivindicar yo una vuelta a su significado primigenio. Éste es por ejemplo el que le valió a Marx decir que “Ser radical, es tomar las cosas por la raíz”. Opino yo que, efectivamente, la mejor manera de abordar los asuntos es la de ser radical, porque eso es afrontar la causa, el fundamento y la razón de los problemas.
Por ejemplo me considero radical, y no creo que la tan altamente valorada expresión de “en el término medio está la virtud” sea acertada por principio. No puede serlo, pues si lo fuera, la presencia frente a nosotros de cualquier fanático o de cualquier ignorante habría de llevarnos a aceptar que no tenemos del todo la razón y de que deberíamos encontrar el punto medio respecto a sus opiniones para un acuerdo.
No tenemos que llegar a ningún acuerdo con la ignorancia o el fanatismo. Por ejemplo en una entrada anterior de este blog mencioné a los creacionistas; ¿es que tengo que llegar a alguna clase de acuerdo con ellos? NO, radicalmente NO. Y como este hay otros miles de asuntos.
Existe una tendencia muy peligrosa en el seno de la progresía occidental a relativizar todas nuestras anteriores posiciones por considerar que podrían ser consideradas dogmáticas. Es cierto que han existido el imperialismo, el europeísmo (europa como centro del mundo), el antropocentrismo, el “socialismo real”, y un largo etcétera de centrismos y/o creencias de superioridad equivocadas. Pero ¿nos debe llevar eso a renunciar a defender nuestras convicciones? ¿tengo que aceptar que la ablación es una costumbre cultural respetable que practican otros pueblos?, o ¿tengo que aceptar que en la escuela pública se enseñen barbaridades acientíficas porque todavía un considerable porcentaje de la población siga bajo la influencia y el control de la amoral y corrupta Santa Madre Iglesia Católica Apostólica y Romana? Si no lucho contra ello con convicción y seguro de las razones que me amparan, el mundo no va a mejorar nunca.
Basta de relativismo moral y político. Hay cosas que están bien; hay cosas que son inaceptables. Debemos separar radicalmente unas de otras.

martes, 10 de febrero de 2009

Vergüenza de respirar su mismo aire

Autor JAVIER OLIVARESEluana Englano falleció por fin ayer 10 de febrero a las 20’30h.

Mientra el diario PÚBLICO titula esta noticia en su portada: Eluana gana la batalla de la muerte digna a Berlusconi, y sigue en el interior: Eluana muere antes de que los políticos decidan sobre su vida,

en el diario ABC, en cambio, titulan la misma noticia de la siguiente manera: Italia busca aclarar las dudas sobre la muerte de Eluana.

Nos dice el ABC:

El fiscal Antonio Biancardi y el médico Carlo Morschi se reunirán hoy para decidir sobre la autopsia que se practicará a Eluana Englaro, la italiana que murió ayer tras permanecer 17 años en estado vegetativo, informó la prensa italiana. En la reunión también participarán la policía y los carabineros, a quienes el fiscal ha delegado la misión de examinar el caso.
El neurólogo que seguía el caso de Eluana Englaro desde hace años, Carlo Alberto Defanti, afirmó ayer que la muerte de la joven se debió a "una crisis" que acabó con su vida "de improviso". Defanti añadió que no se esperaba la muerte de Eluana, ya que sólo habían transcurrido tres días desde que se interrumpió su nutrición.
El propio Defanti había previsto que la mujer viviría entre 12 y 14 días desde que se interrumpió su alimentación. Sin embargo, el portavoz de los senadores conservadores, Maurizio Gasparri, afirmó que la muerte fue "claramente" un caso de "eutanasia". Gasparri añadió que hace falta entender qué ha sucedido en la clínica "La Quiete" de Udine, donde permanecía ingresada Eluana, que, a su juicio, se puede llamar "la clínica de la muerte".
Otras voces se sumaron a la petición de esclarecer la muerte de la joven, como el neurólogo de la Universidad de Udine Giangluigi Gigli, que pidió que la clínica "La Quiete" sea precintada. Gigli pidió además un examen toxicológico para aclarar si alguna sustancia externa provocó la muerte.


¿Es que estos mierdas (y perdón, pero no tengo otra manera de mostrar mi indignación) hubiesen preferido para Eluana 14 días de agonía

Como digo en el titulo de esta entrada ¡Que asco me da respirar el mismo aire que estos desalmados!

Recomiendo leer el artículo de opinión de Fernando Soler Montes y Luis Montes Mieza, médicos del hospital Severo Ochoa de Leganés, en el diario PÚBLICO, donde abordan valientemente y sin complejos los temas de la muerte digna y la eutanasia.

El artículo se llama Eluana y el derecho a decidir.

sábado, 7 de febrero de 2009

Darwin y la evolución de la conciencia

Dentro de unos días se cumplirán 200 años del nacimiento de Charles Darwin (12 de febrero). Por otra parte, hace unas semanas, en un comentario en este mismo blog, alguien me animaba a abordar el tema de la conciencia humana. Pues bien, voy a intentar hablar de esos dos grandes temas: evolución y conciencia.

La importancia de la figura de Charles Darwin, y sobre todo la trascendencia de su descubrimiento en relación al mecanismo de la evolución de las especies, es innegable. La comprensión por parte del hombre de este mecanismo de la evolución natural, y la consecuente e inevitable aceptación de que la especie humana no es más que una rama del árbol general de las especies, cambió radicalmente la idea que el hombre tenía sobre sí mismo. Resulta sólo anecdótico que todavía haya personas que se empeñen en hablar de creacionismo. La especie humana sabe de sí misma cuál es su lugar y desde cuando está en este mundo. (También sabe, pero ese es otro asunto que abordaré algún otro día, qué es lo que está haciendo con este mundo).

Lo que sabemos del hombre actual:
El Homo Sapiens, no siempre sabio, ha existido en Europa desde hace unos 50.000 años, También se sabe que surgió en África hace unos 200.000 años. Por esas fechas debió nacer en ese continente una mujer conocida actualmente como la “Eva mitocondrial” de la que todos los humanos al día de hoy seríamos descendientes (es decir, que para desgracia de los racistas de este mundo, la totalidad de los habitantes de la Tierra, ya seamos blancos o negros, amarillos o aceitunos, somos algo así como primos lejanos).

Lo que sabemos de los grandes simios:
Tenemos un antepasado común con el chimpancé que vivió hace 7 millones de años, y una coincidencia en nuestro ADN de más del 98%. Nuestro antepasado común con el gorila vivió hace 10 millones de años; con ellos compartimos el ADN en un 97,7%. Vivió hace unos 20 millones de años nuestro antepasado común con el orangután con el que compartimos el 96,4% del ADN.
Así pues: la evolución ha existido; existe. No me voy a extender sobre ello.

La conciencia.
Es un hecho innegable que hay animales que muestran conciencia de sí mismos. Por ejemplo un chimpancé puesto ante un espejo se toca su propia frente si ve el reflejo de su figura con una marca extraña en ese lugar. Eso demuestra que es consciente de su unicidad, de su propia identidad. Pero es el hombre el único animal que muestra un nivel de conciencia superior consistente en ser consciente de la propia conciencia. Dicho de otra manera, el hombre es el único animal que sabe que sabe.

¿De dónde? ¿de cuándo surge esta capacidad?; es decir, ¿desde cuando se ha desarrollado ese nivel de conciencia secundaria en el hombre? El asunto, por lo que estoy investigando, dista mucho de estar resuelto y no hay acuerdo sobre ello. Una teoría es la del antropólogo Roger Bartra, del que estoy leyendo en estos días su obra “Antropología del cerebro”. Bartra habla de una especie de exocerebro (que yo me atrevo a equiparar aquí a una especie de “cerebro en red”) que sería de alguna forma el responsable del surgimiento y de la aceleración en la especie humana del mecanismo de la conciencia. Este exocerebro está relacionado con nuestro desarrollo cognitivo en un grupo social. Está basado en un tipo de plasticidad cerebral que hace que se terminen de desarrollar determinadas estructuras cuando nos relacionamos con un entorno rico en estímulos y demandas en un grupo de congéneres. De tal manera, ese desarrollo no se da en individuos que por alguna circunstancia han estado privados desde su infancia de esa relación. Este sería el caso de los niños salvajes criados en la naturaleza (aunque hay dudas de hasta dónde han existido realmente o cuánto hay de mito o engaño en los casos conocidos), o de los niños mantenidos en cautividad absoluta y privados por crueldad de esas relaciones sociales.

Me parece que en la teoría de Bantra, estos humanos privados de la relación social, no pueden en ningún caso llegar a desarrollar ese nivel de conciencia secundaria consistente en la conciencia de ser conscientes. Y esto es así porque eso forma parte de una capacidad del exocerebro, un producto del grupo social. Por lo pronto tengo que decir que me resulta muy atractiva esta teoría.

Si os habéis dado cuenta, estoy hablando de teoría de Bantra. Cuando hablé al principio de Darwin, evité hablar de teoría de la evolución. Si volvéis arriba veréis que el término que utilicé fue el de “descubrimiento”, y es que en relación al mecanismo de la evolución natural ya no hay ninguna duda. La evolución de las especies forma ya parte de la ciencia. En cambio, en relación al asunto de la conciencia y a la explicación de qué es exactamente y de dónde o cuándo se forma, no hay todavía sino teorías.

Pues nada, por último, y porque no quiero alargar demasiado esta entrada pues sé que eso echa para atrás a más de uno que consume Internet con aceleración, voy a hacer una doble reivindicación aquí y ahora.

En primer lugar, y como homenaje a Darwin, quiero hacer una reivindicación de nuestra animalidad. Deberíamos aceptar que nuestra naturaleza es en primer lugar animal. Creo que esto es necesario para llegar a un completo y sincero conocimiento de nosotros mismos, sin engaños del tipo de “yo fui creado a imagen y semejanza de un dios, y eso me hace muy especial; todo me está permitido”.

Pero en segundo lugar quiero hacer también una reivindicación de nuestra humanidad. Eso sí es lo que nos hace verdaderamente distintos; lo que nos ha convertido en los animales tan especiales que somos. Somos unos animales culturales, y en la cultura está todo lo grande y bello que como especie podemos hacer. También, desgraciadamente, está todo lo bárbaro y cruel que hemos demostrado saber hacer.

Salud.

lunes, 2 de febrero de 2009